I
nací de reptar el suave vaivén de tus piernas
descorriendo los velos delicados que dejan de sangrar durante el invierno
me alejo de la noche y me alejo de ti
de esa llaga viva
tan profunda como tu asfixia
he visto tu rostro en la fragilidad del vacío
flotando en la cosecha amarilla de las leónidas
acaricias tu vientre con la navaja de afeitar
los gestos de la niebla abrevian mi fascinación por las piernas de salamandra
en tus pies de Gólgota.
II
Olvídame y te seré devuelta.
Marcel Schwob
contemplo el espejo vacío
no hay lugar en mi habitación a dónde huir
vacío y empatía me parecen similares en lengua inglesa
como tus ojos plenos de inocencia
vaciados de toda emoción
devorándolo todo
el silencio de lo dicho sin ser expresado
esta noche me apetece dormir con ejecuciones lentas de guitarra
meciendo las distintas etapas del sueño
«por fin sales a pasear en la yegua de la noche»
Marcel Schwob
contemplo el espejo vacío
no hay lugar en mi habitación a dónde huir
vacío y empatía me parecen similares en lengua inglesa
como tus ojos plenos de inocencia
vaciados de toda emoción
devorándolo todo
el silencio de lo dicho sin ser expresado
esta noche me apetece dormir con ejecuciones lentas de guitarra
meciendo las distintas etapas del sueño
«por fin sales a pasear en la yegua de la noche»
III
y tus labios se negaron a beberme
contrayéndose en un gesto de blanco desprecio
…redoblada trivialidad de los tambores inscritos en la paradoja
no te da risa? A mí me da risa:
la nausea de cigarrillo
el cordón umbilical soga de Judas
y las respuestas que ya sabia, pero quería constatar
acerco la mano a las fauces del tiburón-vagina
me volví hendidura,
me volví llaga viva:
y no me penetras.
acerco la mano a las fauces del tiburón-vagina
me volví hendidura,
me volví llaga viva:
y no me penetras.
IV
hago estas visiones bajo el augurio de la desolación
huesos de un marchito ángel rasguñan el espejo
hago estas visiones
y tú te niegas a marcharte
tus rasgos: la ausencia
tu espíritu: un presentimiento en la noche
gritas y te revelas con silencio
aun cuando la aguja dejó de arañar el vinilo… el espejo…
y las flores finalmente sangran.
V
ahuyentaste a todos y cada uno de los pájaros en el alambre
sombríos ángeles venidos a menos
sedientos de embriaguez hacen la noche desplegando sus inútiles alas
mutando la niebla en silente oscuridad
libre de toda replica se deja admirar el espejo
en tu pequeña habitación tus ojos desbordan abandono.
VI
sintonizo en la radio una canción de asfixia
extralargos cigarrillos abrevian la niebla dormida
en el juego que pretendes enseñarme
al cruzar las piernas y tener la orilla de la falda a la altura de la rodilla
sabes que lo tienes y lo consigues
eres como el fantasma en la máquina
la anomalía que termina por mimetizarse hasta retornar como la parte del todo
un pensamiento ciego y en constante riesgo a la hora de soñar
sólo hacen falta unas piernas prodigiosas para tener al mundo de tu lado
y eso bien que lo sabes, cariño
unas piernas que quiten el aliento
bajo la lluvia / bajo tu falda
un hoyo negro que apaga la luz innecesaria
como el atardecer ahogado en el espejismo
haces la niebla al caminar descalza entre los zarzales
jugueteando con pequeños rododendros
lo mejor es ver tu sombra en la alcoba
con los muslos expuestos y poderosos en su tensión como tenazas de cangrejo
las rodillas un poco asimétricas pero dibujando una trayectoria como de sonrisa pasajera
(desgarrando las alas que fingen desaparecer en la tiniebla
como la palabra
que se entrelaza en las visiones que no le arrebatan al cadáver)
llego hasta tus pantorrillas que recién tomaron su baño de cera
conozco el amanecer enredado a tus piernas
que prometen un baile nocturno con ángeles que derraman los ceniceros
en la geometría de arabescos
formas vibrantes de una música NUIT NOIR
y de ti sólo queda una silueta de engrane
una memoria ausente
un caer al cotidiano desnudar las horas y solapar al vacío con el ardor
formas vibrantes de una música NUIT NOIR
y de ti sólo queda una silueta de engrane
una memoria ausente
un caer al cotidiano desnudar las horas y solapar al vacío con el ardor
de un alcohol en agonía.
c o d a
capturé tu esencia
como un anticuario
al acecho de su presa
capturé tu esencia
o al menos eso creí
al disparar el obturador
de una máquina sin emoción
sólo obtuve el fantasma
la envoltura, la cáscara
una apariencia
que cada día se marchita
una forma vacía, sin alma
por un capricho
por una extravagancia
te condené a repetir
como en una pesadilla
por toda la eternidad
a la mujer que conocí
la mujer que ya no eres
y me empeño en reconocerte
una mirada ambigua
que no dice
sino lo que le atribuyo
capturé tu esencia
y me condené a repetir
lo que quizá nunca ocurrió.
J. S. Cainiz