06 marzo, 2009

De cómo dejé de ser encantador y delicioso (sic)

No importa lo que haga o diga, no hay nada para mí. Ni respuestas, ni verdaderos lamentos, no hay algo, y me siento hundido, no tolero ver su retrato en la red, no tolero verme en el espejo y pretender no reconocerme. Es absurdo, estar en silencio es absurdo, compartir un instante es absurdo, despertar es absurdo… la nulidad sólo sugiere eso, no quisiera ir más por el mundo, pero no hay vuelta atrás, incluso el suicidio significaría darle demasiada importancia, y no quiero dársela, no lo merece, ni lo merezco. Espero un poco antes de permitirme voltear hacia atrás, fingiendo que ocurrieron todas las despedidas y los hasta luego y los vete al carajo en la historia de mi asquerosa presencia demacrada y silenciosa. Si esto fuera una nota suicida, les diría a todos que se fueran a la chingada, pero no lo es, desafortunadamente no lo es.
     Si cerrara los ojos e inmediatamente dejara de sentir, de pensar, de recordar, de corregir en mi memoria, de engañarme, de saludar a la muerte como se saluda a la puta que te cogiste la noche anterior, de simular que te importa lo que está diciendo tu interlocutor. Respira y ya veras, lo mucho que te sientes mal; o mejor no respires, no se lo comentes a nadie, ni siquiera al fantasma que te sigue a todas partes y tienes atrás, cubriéndote la espalda, delatándote, poniendo en evidencia tu ineptitud para fingir que no te importa, que nada te importa. Escribe un poco más, sigue así, pedazo de basura, pobre infeliz y desgraciado, sigue así, llorando por las noches, lamentándote, fingiendo que nada te afecta: te afectas y nos afectamos los dos, porque los dos somos uno o ninguno… que sé yo.
     Estudia tu reflejo, a nadie haces pendejo, mucho menos a ti, sostenme la mirada pedazo de carapijo, imbecil que se evade y se masturba fantaseando con la nulidad. Dirígete al punto de reunión más cercano, demuéstrame que eso que llamas voluntada de vivir no se ha estropeado, demuéstrame que tu corazón late al compás de la música ochentera o del punk rock, demuéstrame que eres poeta y que te follas a la gramática y a la prosodia y no sé qué otras pinches arrugadas señoras, demuéstrame que dios y el diablo no existen, y que la chica que espías por la ventana y se desnuda sólo para tus ojos tiene podrida el alma y también lo que esconden sus bragas, no finjas que nadie te observa, porque yo te observo, demuéstrame que sólo estamos de paso, demuéstrame que tienes razón, demuéstrame que no te afectan los abrazos, ni el paso de los años, demuéstramelo o arroja tu zapato al espejo interior de tu armario, hazlo añicos, seduce la nulidad con un aliento de vodka-seven, dirígete derecho al infierno haciendo autostop en la carretera, enorgulléceme, seduce a la mesera que ha olvidado rellenar tu tarro de cerveza, dispárale un poema al borracho que se meo sobre tus zapatos, instrúyeme en el arte de escupirle al viento cuando sabes que eso no cambiará las cosas, destruye tu autoestima y destrúyeme también, ni te disculpes, no hace falta, todos esperaban eso de ti, dales el gusto, o si lo prefieres no se los des, pero que la iniciativa venga de ti, enfréntate y enfréntalos, enfréntame, confróntame, abofetea a ese perro rabioso que te mordió cuando menos lo esperabas, ¿qué coño esperas?, nadie nos observa, y si así fuera, lúcete, salpícalos con un poco de falsa inteligencia, dales lo que quieren, dales lo que tu sabes, escúpeles y mírales desternillándose de risa. Todo se ha ido al carajo, que más da, la soledad, la situación social, la caída en la bolsa de valores, no por eso los perros dejaran de follar a mitad de la calle, el silencio es solo eso, esperar a que los demás te reclamen por tu conducta majadera y tu falta de tacto. Despídete con una proclama vacía y carente de significado, disuelve tu «yo» en mermelada de arándano, simula que has vencido a tus demonios del pasado, todos lo hacen, todos saben lo que es mejor para quien ya sabes. No importa, la solución al crucigrama del domingo está donde siempre ha estado, sólo tienes que darle vuelta a la página, sólo tienes que hacerte el payaso y los demás dejaran de atosigarte por tu estado de animo. No les importas, pero ellos creen que a ti si te importan, lo sabes porque solías ser como ellos, lo sabes porque creíste que así tenía que ser la amistad, y el egoísmo y la magia, e inclusive: la puñetera libertad. A quien le importa, a mi no me importa, a ti no te importa, o tal vez sí, respóndeme, aun no has aprendido nada en todos estos años, la gente miente, ellos te mienten, y también se mienten, pero creen que no lo hacen, se ocultan la verdad, creen que son buenos, creen que ir a la iglesia y pagar diezmo los va a salvar, pero ya están condenados, ellos mismos se han puesto la soga al cuello, pero jamás lo aceptaran. Creen tener las respuestas, tu también lo creíste… recuerdas, claro que lo recuerdas pedazo de cabrón, rehuías al escrutinio de los demás para realizar tus practicas privadas, no te preocupes, eso es algo razonable, injuriar a los demás cuando los demás no están, todo mundo lo hace, pero pocos lo aceptan.
     Déjalo ir, por favor ya déjalo, deja ir su recuerdo. En que chingados estabas pensando al hacerte quemaduras de cigarrillo en el brazo, a quien tratabas de impresionar, a mi no me impresionabas sabes, y a ella… quiero que lo dejes ir, te ordeno que lo dejes ir… no hay un mundo del otro lado del espejo, y si lo hubiera, puedes creerme, no seria mejor que este, apuesto a que también allá pagan impuestos y se mueren y gustan de deportes extremos como torear el dardo de amor.
     Desiste de una vez, no te puedes follar a la muerte… ella será quien tome la iniciativa, siempre ha sido así, por los siglos de los siglos…
     …que os den por el culo.



J. S. Cainiz

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