Existen personajes que
esperan por un autor, una voz que los defina. Los X-Men esperaban a Chris
Claremont, Swamp Thing por Alan Moore, Animal Man y Doom Patrol por Grant
Morrison, y Daredevil esperaba por Frank Miller.
La etapa de Miller es referente obligado no sólo del
comic de superhéroes sino de la narrativa gráfica en general. Comenzando por
sus encuadres, diseños de página y secuencias cinematográficas, así como el
tratamiento de la historia, y el uso adecuado de los personajes secundarios
como punto primordial para revestir a los protagónicos. El Daredevil de Miller
se desenvuelve en una Nueva York decadente y sórdida, con problemas de
pandillas y drogadicción, crimen organizado y servidores públicos corruptos.
Además introduce a los ninjas de la Mano, organización criminal japonesa emparentada
con los Yakuza; también aparece la guerrera ninja y femme fatale, Elektra, y el
mentor ciego de Matt, Stick, ambos creaciones originales de Miller, que además
redefine al Kingpin como un villano de mayor alcance (algo así como el hombre
detrás de la cortina), y a Bullseye lo convierte en la némesis del hombre sin
miedo.
Posteriormente nuestro autor retomaría al personaje que le
diera notoriedad y fama. En Daredevil: Born Again (con David Mazzuchelli en los
lápices), números 227-233, del año 1986, Kingpin descubre que Murdock y
Daredevil son la misma persona; Miller lleva a nuestro héroe al borde de la
muerte, para finalmente sacarlo avante y recuperar al amor de su vida: Karen
Page. Para muchos Born Again es la historia definitiva del justiciero de Hell´s
Kitchen. También del año 86 es la novela gráfica Daredevil: Love and War
(dibujada por Bill Sienkiewicz), cuya trama se centra en el amor que Wilson
Fisk, el Kingpin de Nueva York, le profesa a su esposa Vanessa, y que no duda
en cometer las peores atrocidades con tal de curarla en su enfermedad. Por
último tenemos la magistral Daredevil: The Man Without Fear (trazada por un
inmejorable John Romita Jr.), miniserie de 5 números, publicada entre los años
1993-1994, que a manera de Año Uno se encarga de contarnos el origen definitivo
del personaje, sus motivaciones para convertirse en combatiente del crimen, y
de cómo conoce a Elektra, siendo ella su gran amor de juventud.
La miniserie “El hombre sin Miedo”, escrita por Miller
hace más de veinte años, viene a cuento porque, el pasado 10 de Abril, se
estrenó en Netflix la primera serie en colaboración con Marvel Television:
Daredevil. Creada por Drew Goddard, esta serie expande el universo
cinematográfico iniciado con los Avengers, pues centra la historia en el barrio
de Hell’s Kitchen tras la Batalla de Nueva York. Esta primera temporada de 13
episodios, ¾que
ya fueron vistos en su totalidad por quien escribe esta reseña, se previene al
lector de los inminentes spoilers¾,
posee muchas similitudes con la obra de Miller, y en particular con la
miniserie dibujada por Romita Jr. Comenzando por el traje y capucha negros, que
vuelven al protagonista más un vigilante urbano que un superhéroe, como el que
se vio en la adaptación de 2003 protagonizada por Ben Afleck. Ahora bien, la
capucha y el traje negro fueron usados por primera vez en la cinta The trial of
the Incredible Hulk (1989); pero en esta nueva serie cobran mayor relevancia,
pues dotan al protagonista de un sentido más realista tanto en sus motivaciones
como en el desarrollo de sus capacidades para combatir el crimen.
Nos encontramos con los recién graduados en derecho,
Franklin “Foggy” Nelson y Matt Murdock, que acaban de abrir su oficina de
defensa legal en el barrio de Hell’s Kitchen, y el primer caso que atienden es
el presunto asesinato cometido por la secretaria Karen Page. En realidad es una
trampa para desacreditar a Page quién descubre transacciones fraudulentas en su
empresa. Todo ha sido orquestado por la organización criminal liderada por un
“jefe innombrable” (Wilson Fisk), quien está a la cabeza de: una facción de la
mafia rusa (secuestro, trata de personas y extorsión), triadas chinas
(producción de heroína), los yakuza, y el hombre encargado de manejar las
cuentas y lavar el dinero, Leland Owlsley.
Murdock es un abogado ciego, de origen irlandés, católico y que quedó
huérfano (su padre era el boxeador “Battling” Jack Murdock, asesinado luego de
negarse a perder en una pelea arreglada), y que tras el accidente que lo cegó
desarrolla un aumento de percepción en sus cuatro sentidos restantes, así como
una especie de sentido radar que compensa su falta de visión. Es entrenado por
el anciano, también ciego, Stick, en el uso de sus sentidos aumentados así como
en habilidades de combate.
Lo interesante de esta nueva propuesta es la frescura con
que presentan la historia, lo bien caracterizados que están los actores en sus
respectivos roles, y el cómo poco a poco se van integrando los principales
elementos que conforman el mito del personaje. Comenzando por Matt Murdock /
Daredevil (Charlie Cox), quien realmente nos convence de que su personaje es
ciego, y además vive un conflicto entre su noción de la justicia obtenida por
la vía legal, y el salir a la calle por las noches a defender a los débiles a
través de la violencia, jugando en esto un papel preponderante sus creencias
religiosas. En el otro extremo esta Wilson Fisk (Vincent D’ Onofrio), personaje
antagónico que se obsesiona con querer salvar a Hell’s Kitchen de la
podredumbre que la corroe, si bien para ello debe hacer uso de la fuerza y
todos los recursos obtenidos ilícitamente a su disposición, y además aparece
como un ser sensible, casi un niño, dotado de una desbordante capacidad para
amar, que encuentra su cauce en la figura de Vanessa Mariana, y al mismo tiempo
con la capacidad de causar el mayor daño a quien se interponga en su camino. Un
villano que por momentos nos produce empatía.
Llena de instantes memorables y acción trepidante, esta
propuesta de Netflix, se antoja un paso adelante que bebe y aprende lo ya
realizado por Christopher Nolan en su trilogía del “Caballero Oscuro”. Detalles
como la inclusión de Claire (Rosario Dawson), primer interés amoroso de Matt en
la serie, y un claro guiño a la “enfermera nocturna”, que llegará a curar las
heridas sufridas en batalla por el enmascarado, y que al no conocer su nombre
lo llamará “Mike” (claro giño a los fans que sabrán entender la referencia). O
personajes como Leland Owlsley, the Turk o Ben Urich, recurrentes en el
universo de Daredevil; la inclusión de Stick en el capítulo 7, o el combate con
un ninja de La Mano (pelea que lo llevará a convalecer más de dos episodios);
la inclusión de Melvin Potter como el sastre encargado de realizar el
característico traje rojo (además en su taller vemos varios guiños a
Gladiator); así como la mención de cierta chica griega que conoció Matt en la
universidad y por la que aprendió a hablar Español.
Serie altamente recomendable. Por cierto, el final de la
temporada los dejará sin aliento, pues se preguntarán ¿y ahora qué sigue? El
nacimiento de una leyenda.
J. S. Cainiz