La belleza devorada
por la envidia y la vanidad. Así es como podríamos definir la más reciente obra
del director danés Nicolas Winding Refn (NWR). El Demonio Neón, cinta
protagonizada por Elle Fanning, nos habla del mundo del modelaje, todo glamour
y reflectores, pero carente de substancia. El vacío en los personajes es
colmado por el polvo de estrellas, que percibimos en pantalla a través de la
música y la fotografía.
A muchos les sonarán las siglas NWR, por películas
como Drive (2011) y Only God Forgives (2013), ambas
protagonizadas por Ryan Gosling. Para entender la obra de este director,
pongámonos en antecedentes. Refn nace en Dinamarca, y a los 8 años va con su
familia a vivir en Nueva York, donde pasa su adolescencia; si bien crece en un
ambiente culto, queda por completo fascinado por la película The Texas Chain Saw Massacre (1974), la
cual, según confiesa en una entrevista, lo hizo querer dedicarse al séptimo
arte, pero como autor completo. Así pues, estudia cine, primero en la American Academy of Dramatic Arts, de
donde es expulsado, posteriormente se matricula en la Danish Film School, pero ahí tampoco concluye sus estudios. A pesar
de ello, a los 26 años escribe y dirige Pusher
(1996), la cual iniciaría una trilogía (las secuelas saldrían en 2004 y 2005).
La obra de Refn está construida desde una estética
y tramas que tienden a la violencia y lo perturbador, cuyo dinamismo visual se
amalgama a la perfección con el cuidado que pone en la banda sonora. Como amigo
de Alejandro Jodorowsky, se nota la influencia del controvertido director
chileno (en los títulos de crédito de Drive le dedica la película); incluso se
percibe un guiño a las extrañas atmosferas de David Lynch.
Otras de sus películas son: Fear X (2003), basada en un guión de
Hubert Selby Jr. (autor de las novelas: Last Exit to Brooklyn y Requiem for a
Dream), y protagonizada por John Turturro; Bronson
(2008), que narra la vida del delincuente y secuestrador británico Michael
Gordon Peterson, quien utilizaba como pseudónimo de boxeador el nombre del
actor Charles Bronson, y es interpretado por Tom Hardy; y Valhalla Rising (2009), una extraña odisea de vikingos, que se
desinfla después del primer tercio de la película. Pero es hasta Drive que NWR
consigue hacerse notar en el mapa de Hollywood.
(Ryan Gosling como Dean Pereira, Blue Valentine)
La historia del conductor sin nombre
(The Driver), sin duda uno de los roles más icónicos en la carrera de Ryan
Gosling, si bien la mayoría lo ubica por su papel de Noah Calhoun, en The Notebook (2004) —quien esto escribe
lo recuerda en el personaje de Dean Pereira, que coestelariza con Michelle
Williams, Blue Valentine (2010)—. Es
sin duda, Drive, un filme que posee
el estatus de “película de culto”; es aclamada por la crítica, y al mismo
tiempo no deja indiferente al espectador promedio. Así pues, lo que se esperaba
de NWR con su siguiente proyecto era una obra solvente para las grandes
audiencias, pero que mantuviera su calidad autoral; en vez de eso, dos años
después, Refn soltó su bofetada con la inquietantemente extraña Only God Forgives.
Mientras en Drive tenemos una trama envolvente y personajes entrañables que
buscan escapar a su destino, con Only God
Forgives los personajes parece que buscaran encontrarse con la fatalidad,
como si supieran que se encuentran en una tragedia griega; se abre un puente
con su predecesora, no sólo porque ambas las protagonice Gosling, sino porque
se continúa el lenguaje fílmico, pero el ambiente es exagerado, como si se
tratara de un sórdido cuento de hadas. Parece adaptar el espíritu del Western,
si bien ocurre en el Bangkok actual.
La relación entre estas dos cintas y
The Neon Demon, es precisamente la
pretensión que tiene Refn de ir un paso más allá en el refinamiento visual que
ya mostraban sus antecesoras, y que en esta última parece haber alcanzado una
nueva escala, ya que la trama está dispuesta al servicio de la imagen, lo cual
en este caso es una virtud, a pesar de que la cinta parezca un comercial de
Calvin Klein de dos horas. Se trata de la típica historia de la chica de pueblo
que llega a la gran ciudad para convertirse en una celebridad. Jesse,
interpretada por Elle Fanning, es la personificación misma de la belleza, que
se encuentra en el lugar donde la imagen lo es todo: el mundo del modelaje y las
pasarelas. En la primera escena Jesse aparece tendida en un sofá, cubierta de
sangre, presagiando desde el inicio el que será su desenlace. Aquí también nos
encontramos en un cuento de hadas, lo que es irónico, ya que la protagonista
interpretó a la princesa Aurora, en Maléfica (2014).
En el reparto destacan los nombres de Keanu Reeves
y Christina Hendricks, si bien ambos desempeñan pequeños roles. El primero no
necesita presentación (es Neo en Matrix), en cuanto a la pelirroja, su
personaje más emblemático fue como Joan Holloway, en Mad Men, y también tuvo una pequeña participación en Drive, como Blanche, que forma parte del
robo fallido. En The Neon Demon,
Keanu interpreta a Hank, el iracundo casero del Motel en Pasadena donde se
hospeda Jesse, compartiendo un par de momentos memorables con la protagonista;
por su parte, Christina se desenvuelve como Jan, encargada de seleccionar a las
chicas para una agencia de modelaje.
Otro de los aspectos importantes en la obra de NWR
es la música, Cliff Martínez ha sido el compositor en las tres cintas. Para Drive, utiliza un sonido electrónico con
reminiscencias retro de los 80´s; en Only
God Forgives, persisten los sintetizadores, envolviendo la trama en una
ornamentación perversa, casi litúrgica; para The Neon Demon, se establece para la primera mitad del filme un
sonido synthpop cercano al melodrama que va creciendo en intensidad, hasta
alcanzar una versión sonora equiparable a The
Texas Chain Saw Massacre.
Sin duda estamos ante la obra de un realizador que
se ha comprometido con su muy particular visión de lo que es el cine. Merece la
pena seguirle la pista, si ya vieron Drive
y Only God Forgives, sumérjanse a las
casi dos horas del espectáculo visual que es The Neon Demon, en algún punto se vuelve una alegoría onírica que
depende de cada quien interpretar.
* (Publicado originalmente en el suplemento Autonomía no. 148 (sic), septiembre 18 de 2016.)
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