19 septiembre, 2016

THE NEON DEMON: El provocativo cine de NWR*




La belleza devorada por la envidia y la vanidad. Así es como podríamos definir la más reciente obra del director danés Nicolas Winding Refn (NWR). El Demonio Neón, cinta protagonizada por Elle Fanning, nos habla del mundo del modelaje, todo glamour y reflectores, pero carente de substancia. El vacío en los personajes es colmado por el polvo de estrellas, que percibimos en pantalla a través de la música y la fotografía.
A muchos les sonarán las siglas NWR, por películas como Drive (2011) y Only God Forgives (2013), ambas protagonizadas por Ryan Gosling. Para entender la obra de este director, pongámonos en antecedentes. Refn nace en Dinamarca, y a los 8 años va con su familia a vivir en Nueva York, donde pasa su adolescencia; si bien crece en un ambiente culto, queda por completo fascinado por la película The Texas Chain Saw Massacre (1974), la cual, según confiesa en una entrevista, lo hizo querer dedicarse al séptimo arte, pero como autor completo. Así pues, estudia cine, primero en la American Academy of Dramatic Arts, de donde es expulsado, posteriormente se matricula en la Danish Film School, pero ahí tampoco concluye sus estudios. A pesar de ello, a los 26 años escribe y dirige Pusher (1996), la cual iniciaría una trilogía (las secuelas saldrían en 2004 y 2005).
La obra de Refn está construida desde una estética y tramas que tienden a la violencia y lo perturbador, cuyo dinamismo visual se amalgama a la perfección con el cuidado que pone en la banda sonora. Como amigo de Alejandro Jodorowsky, se nota la influencia del controvertido director chileno (en los títulos de crédito de Drive le dedica la película); incluso se percibe un guiño a las extrañas atmosferas de David Lynch.


            Otras de sus películas son: Fear X (2003), basada en un guión de Hubert Selby Jr. (autor de las novelas: Last Exit to Brooklyn y Requiem for a Dream), y protagonizada por John Turturro; Bronson (2008), que narra la vida del delincuente y secuestrador británico Michael Gordon Peterson, quien utilizaba como pseudónimo de boxeador el nombre del actor Charles Bronson, y es interpretado por Tom Hardy; y Valhalla Rising (2009), una extraña odisea de vikingos, que se desinfla después del primer tercio de la película. Pero es hasta Drive que NWR consigue hacerse notar en el mapa de Hollywood.

 (Ryan Gosling como Dean Pereira, Blue Valentine)

            La historia del conductor sin nombre (The Driver), sin duda uno de los roles más icónicos en la carrera de Ryan Gosling, si bien la mayoría lo ubica por su papel de Noah Calhoun, en The Notebook (2004) —quien esto escribe lo recuerda en el personaje de Dean Pereira, que coestelariza con Michelle Williams, Blue Valentine (2010)—. Es sin duda, Drive, un filme que posee el estatus de “película de culto”; es aclamada por la crítica, y al mismo tiempo no deja indiferente al espectador promedio. Así pues, lo que se esperaba de NWR con su siguiente proyecto era una obra solvente para las grandes audiencias, pero que mantuviera su calidad autoral; en vez de eso, dos años después, Refn soltó su bofetada con la inquietantemente extraña Only God Forgives.


            Mientras en Drive tenemos una trama envolvente y personajes entrañables que buscan escapar a su destino, con Only God Forgives los personajes parece que buscaran encontrarse con la fatalidad, como si supieran que se encuentran en una tragedia griega; se abre un puente con su predecesora, no sólo porque ambas las protagonice Gosling, sino porque se continúa el lenguaje fílmico, pero el ambiente es exagerado, como si se tratara de un sórdido cuento de hadas. Parece adaptar el espíritu del Western, si bien ocurre en el Bangkok actual.
            La relación entre estas dos cintas y The Neon Demon, es precisamente la pretensión que tiene Refn de ir un paso más allá en el refinamiento visual que ya mostraban sus antecesoras, y que en esta última parece haber alcanzado una nueva escala, ya que la trama está dispuesta al servicio de la imagen, lo cual en este caso es una virtud, a pesar de que la cinta parezca un comercial de Calvin Klein de dos horas. Se trata de la típica historia de la chica de pueblo que llega a la gran ciudad para convertirse en una celebridad. Jesse, interpretada por Elle Fanning, es la personificación misma de la belleza, que se encuentra en el lugar donde la imagen lo es todo: el mundo del modelaje y las pasarelas. En la primera escena Jesse aparece tendida en un sofá, cubierta de sangre, presagiando desde el inicio el que será su desenlace. Aquí también nos encontramos en un cuento de hadas, lo que es irónico, ya que la protagonista interpretó a la princesa Aurora, en Maléfica (2014).  


En el reparto destacan los nombres de Keanu Reeves y Christina Hendricks, si bien ambos desempeñan pequeños roles. El primero no necesita presentación (es Neo en Matrix), en cuanto a la pelirroja, su personaje más emblemático fue como Joan Holloway, en Mad Men, y también tuvo una pequeña participación en Drive, como Blanche, que forma parte del robo fallido. En The Neon Demon, Keanu interpreta a Hank, el iracundo casero del Motel en Pasadena donde se hospeda Jesse, compartiendo un par de momentos memorables con la protagonista; por su parte, Christina se desenvuelve como Jan, encargada de seleccionar a las chicas para una agencia de modelaje.
Otro de los aspectos importantes en la obra de NWR es la música, Cliff Martínez ha sido el compositor en las tres cintas. Para Drive, utiliza un sonido electrónico con reminiscencias retro de los 80´s; en Only God Forgives, persisten los sintetizadores, envolviendo la trama en una ornamentación perversa, casi litúrgica; para The Neon Demon, se establece para la primera mitad del filme un sonido synthpop cercano al melodrama que va creciendo en intensidad, hasta alcanzar una versión sonora equiparable a The Texas Chain Saw Massacre

 
Sin duda estamos ante la obra de un realizador que se ha comprometido con su muy particular visión de lo que es el cine. Merece la pena seguirle la pista, si ya vieron Drive y Only God Forgives, sumérjanse a las casi dos horas del espectáculo visual que es The Neon Demon, en algún punto se vuelve una alegoría onírica que depende de cada quien interpretar.


* (Publicado originalmente en el suplemento Autonomía no. 148 (sic), septiembre 18 de 2016.)

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