Iniciamos un nuevo año en el blog, para ello reproducimos el último artículo publicado en 2016 para Autonomía de la Jornada. Y a seguir escribiendo en este 2017.
Habiendo pasado el barullo de la navidad, y a punto de concluir el 2016, vienen los recuentos con lo mejor y lo peor del año. Aquí sólo enlistaremos algunas obras de cómic de licencia en México, que además de hacer un aporte a la cultura del lector medio, permiten ampliar el bagaje de los potenciales nuevos talentos, necesarios para seguir nutriendo la historieta de autor en nuestro país, la cual discretamente se ha ido consolidando; ejemplo de ello es la Revista Conque, un esfuerzo por presentar lo mejor de la historieta nacional, y que en su número 2 nos ofrece portada y algunas páginas con el arte de Tony Sandoval.
Habiendo pasado el barullo de la navidad, y a punto de concluir el 2016, vienen los recuentos con lo mejor y lo peor del año. Aquí sólo enlistaremos algunas obras de cómic de licencia en México, que además de hacer un aporte a la cultura del lector medio, permiten ampliar el bagaje de los potenciales nuevos talentos, necesarios para seguir nutriendo la historieta de autor en nuestro país, la cual discretamente se ha ido consolidando; ejemplo de ello es la Revista Conque, un esfuerzo por presentar lo mejor de la historieta nacional, y que en su número 2 nos ofrece portada y algunas páginas con el arte de Tony Sandoval.
El sello Océano Travesía nos ha traído obras como
Nimona (Noelle Stevenson), Descender (Lemire/Nguyen), y Calvin &
Hobbes (Bill Watterson); la primera, producto del webcómic; la segunda,
una de las más vitales space opera; y la tercera, un clásico de las
tiras cómicas al nivel de Peanuts o Mafalda. Por su parte, Panini Cómics
con su línea 100% HD, puso a nuestro alcance: The Goon (Eric Powell),
Ei8th (Rafael Albuquerque), Chrononauts (Millar/Murphy), y seguirá
publicando en recopilatorios Deadly Class (Remender/Craig), y Trees
(Ellis/Howard). Pasando a Kamite, destaca el hecho de que están
imprimiendo la obra completa de Terry Moore: Strangers in Paradise,
Echo, Rachel Rising, Sip Kids, y de último momento anunciaron que
publicarán Motor Girl (casi a la par de la edición americana); también
han sacado a la venta la más reciente versión de Archie (Waid/Staples), y
Jughead (Zdarzky/Henderson), conocido en nuestro país como Torombolo; y
próximamente lanzarán The Manhattan Pojects, de Jonathan Hickman y Nick
Pitarra. Otras editoriales, Planeta y Reservoir Books, distribuyen en
nuestro país parte de su catálogo editado en España, o directo para
Latinoamérica, de éstas podemos destacar The League of Extraordinary
Gentlemen (Alan Moore/Kevin O´Neill), y El Club de la Pelea 2 (Chuck
Palahniuk/Cameron Stewart/David Mack). Editorial Televisa nos tomó
desprevenidos al cierre del año, pues en sus licencias de Marvel y DC
presentan en Hardcover Daredevil: The Man without Fear (Frank
Miller/John Romita Jr.), y Superman Red Son (Mark Millar/Dave Johnson),
así como el Batman Noir: The Killing Joke, nueva edición de La broma
mortal de Alan Moore, con arte de Brian Bolland en blanco y negro, que
incluye como material extra algunas de las portadas que ilustró el
artista inglés para el cruzado encapotado. Y así llegamos a Vertigo
Cómics, que casi logran este año completar The Sandman de Neil Gaiman,
en su formato de 10 tomos, y han traído algunas miniseries como: The
Books of Magic, The Twilight Children (con guión de Gilbert Hernandez), y
Enigma (reseñada en la edición anterior de Autonomía), que recién salió
a la venta; y en su formato novela gráfica, mismo en el que se publican
Swamp Thing, Preacher, Y the last man, y Daytripper, ahora nos traen
Black Orchid, la obra con la que Neil Gaiman y Dave McKean cruzaron el
charco.
Antes de crear su obra maestra The Sandman, Neil Gaiman
era un aspirante a escritor que a principios de los 80's incursiona en
el periodismo. Pasaría un tiempo antes de que el joven Gaiman viera sus
primeros relatos publicados (su primer cuento, Featherquest, se publicó
en 1984), y en el proceso conocería a Alan Moore, primero a través de su
Swamp Thing, cuya lectura le hizo vislumbrar el potencial del medio
para contar historias, aunado a su pasión infantil por leer cómics, que
en aquel momento se renovó, si bien no sabía cómo escribirlos, pudo
salir de dudas gracias que tenía que hacerle una entrevista al Magus de
Northampton. Gaiman aprovechó para preguntarle y Moore le explicó:
“empiezas poniendo Página 1, Viñeta 1... y a continuación escribes toda
la información que quieres que tenga el
dibujante...” Siguiendo esa estructura, Gaiman se fue a casa a escribir
el guión: “The day my Pad went mad”, mismo que envió a Moore, quien
luego se lo regresó con anotaciones y correcciones, dándole el visto
bueno.
Como la mayoría de los autores ingleses, Gaiman publicó
su primera historia de cómic en la revista 2000AD, en el número 488.
Después de eso colaboró en otras revistas, hasta que coincidió con Dave
McKean en una Bright New British Anthology Comic, que nunca llegó a ser
publicada. Deciden colaborar juntos y hacen una propuesta a Paul
Gravett, editor de la revista Escape, lo que se convierte en Violent
Cases (novela gráfica de 48 páginas). A la par, Karen Berger tiene la
encomienda de fichar nuevos talentos para DC, y siguiendo la lógica de
buscar en el lugar de donde salió Alan Moore, entra en contacto con la
escena comiquera inglesa, y apreciando el potencial que Gaiman y McKean
demuestran en su primer obra conjunta, les ofrece desarrollar una
miniserie, pidiéndole a Gaiman elegir un personaje que no fuera muy
conocido. Con lo que Berger no contaba, era que Neil rescataría a un
personaje que ni siquiera ella recordaba. Se trataba de Black Orchid -una maestra del disfraz, inmune a las balas, capaz de volar y dotada de
una fuerza sobrehumana-, creada por Sheldon Mayer y Tony DeZuniga para
las páginas de Adventure Comics #428 (julio de 1973).
La versión
que Gaiman y McKean, nos presentan de Black Orchid, que originalmente
se publicó en tres tomos de formato prestige (48 páginas), rompe desde
las primeras páginas con las reglas no escritas de los superhéroes; la
Black Orchid que aparece al inicio, es capturada por el villano de la
historia, quien opera desde la sombra a través de sus subalternos, y en
lugar de quedar prisionera en una trampa complejamente elaborada,
simplemente es ejecutada de un tiro en la cabeza y consumida por el
fuego, y su asesino queda impune. Con ese planteamiento Gaiman nos
presenta una declaración de intenciones que sigue el camino ya
pavimentado por Alan Moore y Frank Miller, en Watchmen y The Dark Knight
Returns, pues de las cenizas de esa Black Orchid surge un nuevo
personaje etéreamente poético. El segundo punto interesante es que el
origen de Black Orchid (debido al botánico Philip Sylvian), sirve como
un nexo entre los personajes de DC vinculados con lo verde: Jason
Woodrue (Floronic Man), Pamela Isley (Poison Ivy), y Alec Holland (Swamp
Thing).
En retrospectiva, para un lector novel, Black Orchid se
leerá como una obra desfasada, pero en realidad se trata de un producto
que en su momento supuso una bocanada de aire fresco para el medio del
cómic. Mucho de ello se debe al pincel de Dave McKean, comparable al
arte de Bill Sienkiewicz, y que anunciaría lo que posteriormente haría
en Arkham Asylum con Grant Morrison. Recomendada para aquellos lectores
que se interesan por apreciar los momentos clave en la historia del
cómic, esta obra les permitirá apreciar mejor la génesis de The Sandman y
el inicio de la línea Vertigo. Un retazo de historia que incluye una
reveladora introducción de Mikal Gilmore, y varios extras como: notas en
facsímil de Neil Gaiman, y comentarios de Karen Berger a la propuesta
inicial, que permiten apreciar mejor la obra. Sin duda un gran regalo de
navidad.
(Publicado originalmente en el suplemento Autonomía no. 156, diciembre 26 de 2016. )
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