En los últimos meses he estado escribiendo (por fin) mi primera novela. Con este post inauguro una sección de recomendaciones para escritores.
¡Prohibido
fijar carteles!
La
técnica del escritor en trece tesis.
Walter
Benjamin
I. Quien
se proponga escribir una obra de gran envergadura, que se dé buena vida y, al
terminar su tarea diaria, se conceda todo aquello que no perjudique la
prosecución de la misma.
II.
Habla de lo ya realizado, si quieres, pero en el curso de tu trabajo no leas
ningún pasaje a nadie. Cada satisfacción que así te proporciones, amenguará tu
ritmo. Siguiendo este régimen, el deseo cada vez mayor de comunicación acabará
siendo un estímulo para concluirlo.
III.
Mientras estés trabajando intenta sustraerte a la medianía de la cotidianidad.
Una quietud a medias, acompañada de ruidos triviales, degrada. En cambio, el
acompañamiento de un estudio musical o de un murmullo de voces puede resultar
tan significativo para el trabajo como el perceptible silencio de la noche. Si
éste agudiza el oído interior, aquél se convierte en la piedra de toque de una
dicción cuya plenitud sepulta en sí misma hasta los ruidos excéntricos.
IV.
Evita emplear cualquier tipo de útiles. Aferrarse pedantemente a ciertos
papeles, plumas, tintas, es provechoso. No el lujo, pero sí la abundancia de
estos materiales es imprescindible.
V.
No dejes pasar de incógnito ningún pensamiento, y lleva tu cuaderno de notas
con el mismo rigor con que las autoridades llevan el registro de extranjeros.
VI.
Que tu pluma sea reacia a la inspiración; así la atraerá hacia ella la fuerza
del imán. Cuanta más cautela pongas al anotar una ocurrencia, más madura y
plenamente se te entregará. La palabra conquista al pensamiento, pero la
escritura lo domina.
VII.
Nunca dejes de escribir porque ya no se te ocurre nada. Es un imperativo del
honor literario interrumpirse solamente cuando haya que respetar algún plazo
(una cena, una cita) o la obra esté ya concluida.
VIII.
Ocupa las intermitencias de la inspiración pasando en limpio lo escrito. Al
hacerlo se despertará la intuición.
IX. Nulla
dies sine linea —pero sí semanas.
X.
nunca des por concluida una obra que no te haya retenido alguna vez desde el
atardecer hasta el despuntar del día siguiente.
XI.
No escribas la conclusión de la obra en tu cuarto de trabajo habitual. En él no
encontrarás el valor para hacerlo.
XII.
fases de la composición: idea-estilo-escritura. El sentido de fijar un texto
pasándolo en limpio es que la atención ya sólo se centra en la caligrafía. La
idea mata la inspiración, el estilo encadena la idea, la escritura remunera al
estilo.
XIII.
la obra es la mascarilla funeraria de la concepción.
(Tomado
de Walter Benjamín / Dirección única, Ed. Alfaguara. Traducción Juan J. del
Solar y Mercedes Allende Salazar, septiembre 1988.)
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