25 enero, 2016

DAVID BOWIE: El hombre que alcanzó las estrellas


Sin duda la muerte de David Bowie fue algo que nadie se esperaba. Apenas había publicado su más reciente álbum, Blackstar (el 8 de enero, en su cumpleaños), sobre el cual se generaron bastantes expectativas, ya que no se escuchaba algo del Camaleón desde el estupendo The Next Day, de 2013. 
Poco se puede decir de David Robert Jones (nombre real de the Tin White Duke, y que tuvo que cambiar su apellido artístico pues ya existía un Davy Jones en The Monkees), que no se haya dicho en casi 45 años de carrera musical. Centrémonos pues en sus últimos días, vistos en contraste del personaje que le dio fama: Ziggy Stardust.
Lo que definió a Bowie como una figura destacada en la historia del rock, fue la amalgama que hizo entre sonido e imagen. Muchos lo intentaron, algunos tuvieron grandes aciertos, pero nunca se acercaron al Major Tom, que se reinventaba en cada LP, mudando de piel y de alma. Su fascinación por los personajes y los disfraces, puede rastrearse al momento en que su padre le regaló el disco Tutti Frutti de Little Richard, sin duda la imagen de tan estrambótico personaje hacía perfecto juego con el sonido que definiría las bases del Rock ‘n’ Roll. Sumémosle a esto el hecho de que a los 14 años, tras irse a los golpes con su amigo George Underwood (por una discusión sobre chicas), quedara con las pupilas desiguales. Luego, a los 15 años, desarrollaría su look andrógino y su gusto por el maquillaje al imitar a un mod que se encontraba en el tren casi todos los días, un chico vestido con chaquetas italianas y pantalones de lino blanco, así como calcetines fluorescentes que combinaban con su sombra en los ojos.


A partir de ahí sólo fue cuestión de tiempo para llegar al personaje de Ziggy Stardust. Una combinación de influencias tales como: Lindsay Kemp, The Velvet Underground, Iggy Pop y el teatro Kabuki. Sólo verlo en los videos de Starman o la canción homónima de su personaje, pueden evocar a uno de los saltimbanquis que pintó Picasso en su periodo rosa, llevado a un entorno espacial y glam.
Antes de The Rise & Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972), Aladdin Sane ya había publicado los discos: Space Oditty (1969), The Man Who Sold the World (1970), y Honky Dory (1971), que contienen algunos de sus temas clásicos. En este punto, seguir el recuento sería abrumador. Centrémonos pues en cómo Bowie hizo de su obra musical una continua puesta en escena.
Para el público y los medios, seguía metido en su personaje. Esto lo llevó hasta el final de sus días. Sólo hace falta echar una mirada a su última placa. El concepto de los videos Lazarus y la homónima Blackstar, poseían un sentido cuando fueron lanzados, pero tras su muerte, francamente se vuelven algo escalofriante. La primera estrofa de Lazarus dice más o menos: Mira aquí arriba, estoy en el Cielo / Tengo cicatrices que no pueden ser vistas / Tengo drama, no puedo ser hurtado / Todos me conocen ahora. Nos está hablando desde el más allá. Las cicatrices pueden referirse a que mantuvo oculta su enfermedad, lo cual permitió que se volviera mucho más impactante el disco. Ahora todos lo conocemos, pues hemos diseccionado su cadáver, y a pesar de ello no podemos hurtar su genio.

Las siguientes estrofas de Lazarus hacen referencia a su historia de éxito (Para cuando llegué a Nueva York / Estaba viviendo como un rey), intercalando su condición actual (Este sendero o no hay camino / Ya sabes, seré libre / Igual que ese azulejo), las decisiones que lo llevaron a construir su trayectoria artística, y cómo logrará trascender al abandonar este mundo.
La estrella negra, como un sol negro de hashish, imagen apocalíptica de un Gerard de Nerval, que gravita al personaje con ojos de botón, quien ya se aleja de la realidad cambiante. Bowie fue una figura siempre mutable; representaba a la perfección la condición de esta vida, basada en el cambio. Vivimos en la apariencia de permanecer intactos en nuestra esencia, pero nuestra existencia se rige por la transformación, y eso siempre lo supo Bowie.




Nos queda disfrutar de su obra, tanto musical como fílmica. Sus personajes de celuloide son igual de fascinantes que aquellos sosteniendo un micrófono en el escenario. A manera de homenaje, me di el gusto de ver por primera vez su película Labyrinth. Muchos de mis contemporáneos, nacidos en los 80’s, crecieron con la historia de Sarah (una jovencísima Jennifer Connelly), y Jareth, el King Goblin (interpretado por Bowie). Mi escena favorita es cuando bailan en una mascarada con la estética de un pesadillesco cuento de hadas.
Afortunadamente nos dejó su música, lo único inmutable en este mundo cambiante. Se fue David Bowie, todos llevamos tatuado su rayo en A Lad Insane.


20 enero, 2016

STRANGERS IN PARADISE: Un cómic del otro Moore



Indudablemente nos encontramos en una época dorada para el cómic de licencia en México. Este 2016 inicia con la publicación de Strangers in Paradise, serie de 106 números escrita y dibujada por Terry Moore, autor que destaca por una propuesta diferente, logrando lo que pocas historietas, captar por igual lectores hombres y mujeres.


            Se trata de un cómic emparentado con el género slice of life, nos remite a situaciones cotidianas, aderezadas en algunos momentos con persecuciones y mafiosos, pero sólo como un elemento anecdótico dentro de la historia, pues su fuerte son las relaciones interpersonales. Los protagonistas, dos mujeres y un hombre, forman algo así como un triángulo de amor bizarro. Katchoo (sí, su nombre/apodo se pronuncia como si fuera un estornudo), cuyo nombre real es Katina Choovanski, Francine Peters y David Qin, conforman el núcleo de Strangers in Paradise.
            Todo comienza con una escena retrospectiva 10 años antes, en la que aparecen Fancine y Katchoo, tras bambalinas en una obra de teatro de su preparatoria. En la segunda viñeta, de la primera página, del primer número, alguien dice el diálogo que da título al cómic: “¡Si algo he aprendido, es que no siempre puedes irte a casa!... ¡Que no siempre puedes sentirte a gusto, y que sin amor no somos sino extraños en el paraíso!”  Luego, durante las páginas dos y tres, Francine hace su estrepitoso debut en la obra. La página cuatro inicia el presente de la historia (específicamente una semana antes), Francine y Katchoo viven juntas, y Francine tiene una relación con Freddie, a quien Katchoo no tolera. En una exposición de escultura, Katchoo y David se conocen, él queda prendado de ella. La trama se irá complicando más y más.


            Sobre el autor, podemos decir que ha tenido una sólida trayectoria en el medio del cómic independiente. Comenzando por su obra que le dio fama internacional, Strangers in Paradise, donde logró consolidar su estilo; luego continuó con un proyecto relativamente breve en comparación al anterior, Echo, una serie limitada de 30 números, en la que siguiendo su tono realista, se permite jugar con elementos de ciencia ficción que se emparentan al género de superhéroes; por último, tenemos su más reciente proyecto actualmente en activo, Rachel Rising, un cómic que en Estados Unidos recién alcanzó los 40 capítulos, y que ya está siendo publicado en nuestro país por el sello Kamite, sin exagerar, se trata de uno de los mejores cómics de terror. Inicia como algo remotamente emparentado con los zombies o muertos que reviven, para dar paso a un relato de brujas y posesiones demoniacas, en la mejor tradición americana. Lo mejor de Rachel Rising es que nos encontramos con un autor veterano, conocedor de su oficio, y que sigue experimentando con las posibilidades que el medio de la historieta puede ofrecer. Además de sus obras de autor, publicadas en su propio sello: Abstract Studios, Terry Moore ha colaborado como guionista en series como Gen 13 Bootleg (Wildstorm), y Runaways (Marvel).


            El mayor atractivo de Strangers in Paradise son sus personajes, perfectamente desarrollados, y dotados de una gran humanidad y calidez gracias a lo verosímil de sus diálogos, y a un trazo realista que no le pide nada a los dibujantes que se han convertido en superestrellas firmando superhéroes. El secreto de Moore reside en la forma de dibujar a sus personajes femeninos. Se trata de mujeres bellas y atractivas, pero que no son exageradamente voluptuosas ni poseen medidas imposibles (como Vampirella, Witchblade o la Wonder Woman); por el contrario, las mujeres de Terry Moore poseen un atractivo natural, Katchoo no tiene unos grandes pechos, pero en cambio es muy carismática, y Francine es lo que se considera una “gordibuena”, lo cual contrasta bastante debido a su carácter inocente.  
            La maestría de Terry Moore como dibujante, se nota en el amplio rango histriónico de sus personajes, así como en sus composiciones de página y trazo cinemático. Prueba de esto es el libro que él mismo edito de “Cómo dibujar”, volumen en el que revela su proceso y evolución en la historieta. Además, una vez que nos adentramos en el mundo de Strangers in Paradise, nos encontramos con sorpresas y pequeños experimentos narrativos: fragmentos de prosa, diálogos teatrales, poemas y letras de canciones; elementos que otorgan una identidad propia a la obra.
Para ser un cómic que comenzó a publicarse en 1993 (y concluyó en 2007), nos encontramos ante una propuesta que se mantiene vigente. Se trata de una obra que tardó más de 20 años para que la viéramos publicada en nuestro país. Curiosamente, y como ya ocurrió el año pasado con los gemelos brasileños (Gabriel Bá y Fábio Moon), creadores de la novela gráfica Daytripper (Autonomía/123), ya se anunció que para esta edición de La Mole Cómic Con Internacional, se contará con la presencia de Terry Moore como invitado de honor; el evento será los días 18, 19 y 20 de marzo, para que vayan haciendo su alcancía.

Strangers in Paradise está siendo publicado por el sello Kamite. Este mes aparece el primer tomo, que contendrá los primeros 16 capítulos de la serie. En total serán seis tomos en formato pocket (similares a los que ya editó Kamite de Sin City y Scott Pilgrim), con un precio de 300 pesos. Estará disponible en Sanborns y puestos de revistas.
En lo que aparecen propuestas nacionales de calidad, hay que seguir apoyando el cómic de licencia independiente, pues lamentablemente ya se han cancelado propuestas interesantes como: The Boys (Ennis/Robertson), Velvet (Brubaker/Epting), Hawkeye (Fraction/Aja), y nos quedamos a un tomo de concluir Miracleman (Alan Moore).

Para crear una industria de historieta mexicana, primero debemos leer cómic de autor.  

Meditaciones en una emergencia

Lo más curioso de un nuevo año, a medida que vamos creciendo, es lo rapido que pasa el tiempo. Todavía estamos padeciendo la resaca de fin de año, y en un parpadeo está por concluir enero. Dejo para ustedes lo último que me publicaron en el suplemento Autonomía en 2015.


Los últimos días del año permiten hacer una reflexión de lo que logramos en un ciclo más de vida. Algunos se dedican a hacer recuentos de lo mejor y lo peor en el cine, la música, y distintas formas de entretenimiento, o los acontecimientos más destacados en el panorama global. Lo principal es dedicar este tiempo a planificar desde la perspectiva de lo que dejamos pendiente en el 2015, y que ya no podemos seguir postergando.
Con la resaca de navidad, y el arrepentimiento de haber hecho gastos innecesarios, viene una sensación de culpa y desasosiego. Es precisamente ese el estado idóneo para meditar nuestro sentido en la vida. La perspectiva de cada persona será distinta. La profundidad a la que deben bucear en las insondables y atribuladas aguas del corazón humano, diferirá de persona a persona. No todos están listos o siquiera son conscientes de los demonios que tienen por enfrentar.
El título de este artículo viene a cuento, porque fue precisamente en este año que la televisión alcanzó uno de sus momentos más gloriosos con el final de Mad Men. Si hablamos de Meditaciones en una emergencia, nos referimos primeramente al libro de poesía de Frank O’Hara, que sirvió de inspiración a Matthew Weiner para vertebrar la segunda temporada de la serie que ha vuelto a Don Draper un ícono de nuestra generación. El libro de O’Hara alude en su título al del poeta John Donne: Meditations on Emergent Occasions, pero a diferencia de lo escrito por el poeta y metafísico inglés, las Meditaciones de O’Hara expresan un modernismo provocador.


El otro aspecto, es hablar de las meditaciones a las que cada uno llegamos en los momentos en que la vida parece acercarse a un tenebroso desenlace. En realidad difícilmente ingresaremos en este dilema de buenas a primeras, más bien podemos entrar en contacto con esta perspectiva de manera inesperada.
Son los momentos difíciles, cuando nos desencajamos del camino que creíamos nuestro sendero, o bien, sin proponérnoslo, entramos en contacto con ese camino del héroe que cada individuo debe seguir, y que finalmente dan cuenta de nuestro verdadero potencial.
Usando un ejemplo vigente en las pláticas de estos días, los personajes medulares del Episodio VII viven cada uno su propia encrucijada: están aquellos que huyen de algo, y en el proceso encuentran su fortaleza (Finn); los que tienen muy claro ese camino, y están dispuestos a sacrificar lo que sea a costa de alcanzar dicha motivación (Kylo Ren); y por último, los individuos que parecen conformes con una existencia gris, pero apenas cambian su contexto, resulta que tienen capacidades extraordinarias que no creían poseer (Rey).  
Cada uno de nosotros sabe en cuál de esas categorías encaja mejor su historia. Ahora bien, no son las únicas situaciones posibles, pero el ejemplo es lo bastante sugerente para poner en la balanza nuestra propia perspectiva. ¿Rehuimos a las responsabilidades que la vida nos va poniendo, abrazamos la idea de un sendero perfectamente trazado al punto de obsesionarnos, o bien, aceptamos estancarnos en una zona de confort por la promesa de algo que nos salve? Para cada situación habrá una respuesta, y casi siempre es respondida sobre la marcha, en las elecciones que tomamos a diario, o en la decisión de actuar inmediatamente, sin titubeos, con la convicción de encontrarnos en el lugar y momento adecuado.
Lo desconcertante de la vida es que son pocas las veces que entramos en sincronía con el instante. Por lo general, tenemos la sensación de hallarnos hasta el cuello de una espesa bruma que nos impide alcanzar la claridad. Pareciera que vivimos en el desfase, y al observar a aquellos que parecen fluir siempre, nos preguntamos que los hace funcionar, pero principalmente, en que nos equivocamos.
Regresemos un momento al caso Don Draper. Su historia de éxito alude precisamente a quienes van por la vida con la respuesta correcta, incluso pareciera que no se esfuerzan. Pero sabemos que Draper no es real, y no nos referimos a que sea un personaje de ficción, sino que en el contexto de la serie es una personalidad inventada para alcanzar el éxito (Kylo Ren), pues huye de su pasado, avergonzado por su cobardía en el campo de batalla (Finn), si bien, pasó de ser un chico que creció en un burdel para convertirse en un exitoso publicista de la avenida Madison (¿Rey, que empieza como chatarrera y termina pilotando el Halcón Milenario?). El leitmotiv de la publicidad es hacer atractivo y deseable un producto, ¿qué tan exitoso será aquel capaz de venderse a sí mismo como la encarnación del sueño americano?     
Es el poema Maiakovski, que aparece en las Meditaciones de O’Hara, y que lee Don Draper al inicio de la segunda temporada, representativo y revelador del temperamento que posee dicho personaje: “Ahora espero tranquilamente/ que la catástrofe de mi personalidad/ parezca otra vez hermosa,/ e interesante, y moderna.”

Podemos esperar que la catástrofe llegue a nuestra vida, ya la confrontaremos sobre la marcha como siempre hacemos, o bien, podemos anticiparnos con el conocimiento que nos otorgan experiencias pasadas. El cómo lo hacemos dice quiénes somos.

18 enero, 2016

¿QUIÉN CH!#?@$%OS ES JESSICA JONES?

Se acaba de anunciar que habrá segunda temporada de la serie Jessica Jones, esperemos que se mantenga la calidad.

  
Por lo pronto podemos seguir disfrutando de la primera temporada. Aquí dejo mi reseña de la misma.

Con el estreno de Jessica Jones, el pasado 20 de noviembre a través del sistema Netflix, Marvel Studios se anota otro éxito. Estaría fuera de lugar querer comparar esta serie con su predecesora Daredevil, por lo que aquí nos enfocaremos a contextualizar al personaje dentro de su propio micro-cosmos.

            Originalmente Jessica Jones aparece en el año 2001, dentro del comic Alias del sello Marvel MAX, algo así como el Vertigo de la Casa de las Ideas; escrito por Brian Michael Bendis, dibujado por Michael Gaydos, y con portadas de David Mack. La serie consta de 28 números, de los cuales se llegaron a publicar en nuestro país los primeros 21 capítulos dentro de la revista Punisher MAX (Garth Ennis), un título antológico de 72 páginas mensuales que se complementaba con Deadpool MAX (David Lapham / Kyle Baker), y por supuesto, Alias; razón por la cual editorial Televisa debería ponerse las pilas y traernos los últimos 7 números, o un compilatorio con la serie completa, pues aún permanecen inéditos en México: El origen secreto de Jessica Jones, y Púrpura.  
Pero, ¿de qué trata Alias y quién demonios es Jessica Jones? El cómic sigue el camino previamente cimentado en Powers ¾una obra anterior de Bendis, centrada en dos policías, Christian Walker y Deena Pilgrim, que investigan crímenes relacionados con superhéroes¾, el mundo de los encapuchados visto desde la perspectiva de personajes demasiado humanos, y cómo enfrentan la convivencia con lo extraño y maravilloso. Jessica Jones es un personaje que se nos presenta, gracias a la retrocontinuidad, como alguien que estuvo desde el principio del universo Marvel. Asistió a la misma prepa que Peter Parker (estaba enamorada de él cuando éste todavía no era mordido por la araña radioactiva), y padeció igualmente el bullyng de Flash Thompson; al obtener sus poderes (tras un accidente en el que muere su familia y sólo ella sobrevive), coquetea con la idea convertirse en una heroína disfrazada (bajo el nombre de Jewel), se cruza con los Vengadores, y se hace amiga de Carol Danvers, Miss Marvel; en algún momento sufre el control mental del hombre Púrpura, lo cual destroza su vida en más de una forma. Jessica intenta sobreponerse, y cuelga sus mallas para convertirse en detective privado, fundando la agencia Investigaciones Alias.


El primer número inicia con ella instalada en su oficina atendiendo el caso de un marido cornudo que se altera hasta que ella lo echa rompiendo el vidrio de la puerta, más tarde termina en el bar de Luke Cage, y dice encontrarse ahí porque: “Sólo tenía ganas de sentir algo… distinto”, en la siguiente página la vemos teniendo sexo rudo con Cage. La propia Jessica nos da la justificación: “Tuve un novio que siempre decía que lo único que una chica necesitaba hacer para acostarse con alguien era pedirlo”.   
El mayor acierto de la adaptación a TV es la forma de trasladar estos elementos que hicieron del cómic una pequeña obra de culto. Lo primero que se destaca es la elección de Krysten Ritter para encarnar a nuestra heroína malhablada, borracha y que ejerce su sexualidad sin ningún tipo de restricción. Previamente nos enamoramos de Krysten en su papel de Chloe para la serie Apertament 23, pero sin duda quedará para la posteridad la breve pero memorable interpretación que hizo de Jane, la novia adicta de Jesse Pinkman en Breaking Bad. En Jessica Jones (probablemente no llamaron ALIAS a la serie por ya existir la homónima que protagonizó Jennifer Garner hace unos años), nos encontramos dentro del universo Marvel cinematográfico, en distintos momentos se hará mención al incidente Avengers, y el principal elemento que enlazará esta serie con Daredevil, será la inclusión (aquí inician SPOILERS)  de la enfermera nocturna, el personaje de Clear que interpreta Rosario Dawson, y por supuesto se hará mención del héroe favorito de Hell´s Kitchen.


Habiendo visto los 13 capítulos de la primera temporada, puede asegurarse que nada en esta serie tiene desperdicio. Algunas reseñas critican que se le dé mucho reflector a algunos de los personajes secundarios, pero se trata de contextualizar a nuestra heroína en un entorno creíble. Además, si ponemos atención al subtexto, encontramos que Jessica Jones es una serie comprometida con criticar la discriminación hacia la mujer, pero en lugar de hacerlo en tono de reproche, lo manifiesta de manera muy sutil pero contundente. Lo cual no es de extrañar al revisar los créditos y encontrar en el puesto de showrunner a una mujer, Melissa Rosenberg (escritora y productora de Dexter).
Personajes como Hope (la más reciente víctima de Kilgrave, el hombre Púrpura, de quien ya hablaremos a detalle), la abogada Jeryn Hogart (interpretada por Carrie Ann-Moss, Trinity en la trilogía Matrix), o Trish Walker, la mejor amiga/hermana de Jessica (conocida también como Patsy Walker, alias Hellcat, en sustitución de Ms. Marvel), muestran distintos grados de abuso, y ayudan a delimitar la línea que seguirá nuestra protagonista en su confrontación con el mal.



En este punto es donde resulta inevitable hacer la comparación con Daredevil. Tratándose de villanos, las adaptaciones de cómics muchas veces se tambalean al momento de dar vida a los antagonistas. Mientras que Matt Murdock tiene a Wilson Fisk/Kingpin (encarnado maravillosamente por Vincent D’Onofrio), Jessica Jones combate a su némesis Kilgrave/Hombre Púrpura (que interpreta David Tennant), y si bien no se enfrenta a un imperio criminal, sí enfrenta al mal en estado puro. Fisk inicia su camino como antihéroe, tarde o temprano emergerá el monstruo, pero en lo que eso ocurre ya hemos empatizado con el hombre. Kilgrave en cambio, es un verdadero monstruo, completamente amoral, acostumbrado a tomar lo que le apetece sin que aparezca oposición alguna. Su poder de control mental corrompería hasta al más inocente. Su único conflicto es no conocer la oposición a su voluntad, y vislumbra lo placentero que sería el poseer al otro sin necesidad de usar su talento, ser deseado y amado por la otra persona sin necesidad de manipularle. Ese será precisamente el giro de tuerca que dará no sólo el clímax, sino que nos permitirá reinterpretar el sentido de toda la serie.

Desde el principio se sentirá la presencia de Kilgrave, acechando a Jessica Jones desde las sombras, flanqueando cada uno de sus movimientos, haciendo que sus habilidades de superfuerza y grandes saltos apenas le permitan sobrevivir a cada enfrentamiento, y haciendo de su astucia y capacidad detectivesca su verdadero superpoder.

La serie nos deja con ganas de ver más de Luke Cage, desde ya esperamos su serie. Y un detalle que muchos seguramente pasaron por alto, el rol del policía/exmilitar Will Simpson, que luego de sobrevivir al control de Kilgrave se vuelve aliado, pero unas cápsulas azules, blancas y rojas trastornarán su conciencia y capacidades. Se trata del villano Nuke, que aparece en Daredevil Born Again, y que forma parte del mismo programa que creó al Capitan America, Wolverine y Deadpool.