10 marzo, 2016

MOEBIUS: A cuatro años de su muerte


Fue un 10 de marzo de 2012, en que se fue uno de los más grandes dibujantes de la bande dessinée, y del cómic en general. 
     En aquel momento, The Owl y un servidor, nos embarcamos en el proyecto más personal en el que hemos trabajamos hasta ahora, hablo de la revista Si a Saturno vas. El no. 6, con fecha del 29 de marzo de 2012, lo dedicamos al maestro Moebius, aquí le comparto el texto que escribí para dicha publicación.

El largo mañana de Moebius 
(1938-2012)

Con este ejemplar de “Si a saturno vas”, le dedicamos un pequeño, muy pequeño homenaje al dibujante de comics francés Jean Giraud / Moebius, que falleciera el pasado 10 de marzo de 2012, a la edad de 73 años.
Hablar de Gir / Moebius, es hablar de dos dibujantes excepcionales, quedando más patente la influencia del segundo, que me atrevería a equipararcon el genio de Alan Moore, si bien esta comparación resulta chocante si intentamos cuantificar cuál ha sido más influyente en la cultura popular de finales del siglo XX y lo que va de este siglo, y además es injusto tanto para el de Northampton como para el autor del Garage Hermético, pues uno es guionista y el otro es dibujante. Limitémonos a decir que lo que Moore ha hecho por los superhéroes (en ambos lados del Atlántico), es tan importante como la visión estética de Moebius en el cómic y el cine de ciencia ficción.



En 1964 es conocido por sus trazos en Blueberry, cómic francés de género western, para la revista Pilote (en la que también se publicaba Astérix), formando dupla con el escritor Jean-Michel Charlier; aquí Moebius firma con su nombre real, Jean Giraud. Ambos autores realizan 26 álbumes, hasta que muere Charlier y entonces Gir se encarga también de los guiones.
Para comprender el genio de Moebius es necesario ahondar en su vida personal. Cuando Giraud tenía 16 años su madre se casó con un mexicano. Dejaron Francia y se mudaron a México donde aprendió a hablar español y descubrió el sexo, el jazz y la marihuana, que no abandonaría hasta los 65 años, así como al escritor, director de cine y psicómago Alejandro Jodorowski, quien le hizo descubrir el tarot y la obra de Carlos Castaneda. El desierto mexicano y los rituales chamanes le ayudan en su “búsqueda metafísica”; es así como a finales de los 60 decide hacer historias de ciencia ficción y crea el pseudónimo Moebius, que tomó de un matemático alemán. “Tengo dos polos, dos gestos. Cuando estoy en la piel de Moebius, intento escaparme de mi ‘yo’, dibujo en estado de trance”, explicó en una entrevista.


En los 70´s Moebius forma el grupo “Les Humanoïdes Associés”, y junto con ellos da vida a la mítica revista Metal Hurlant ―que después los gringos se fusilarían con la publicación Heavy Metal, la cual llegó a traducir historias aparecidas en su símil francesa―, en la que aparecen sus mejores obras: The Long Tomorrow, con guión de O’Bannon, Arzach, El garaje hermético y El Incal, esta última con Jodorowski a principios de los 80. No podemos dejar de mencionar que en 1988 colabora con Stan Lee en la realización de una pequeña novela gráfica de Silver Surfer, “Parábola” (publicada originalmente en dos números de unas 24 páginas cada uno), en la que Moebius experimenta la dinámica Marvel: el guionista desarrolla una trama a manera de sinopsis, el dibujante la trasforma en arte secuencial y finalmente el guionista escribe los diálogos.



Fue el esplendor de Moebius, y no sólo en los cómics, pues desde su época en Metal Hurlant ya colaboraba con storyboards, diseño de personajes y escenarios para películas de ciencia ficción, entre las cuales podemos destacar Alien, de Ridley Scott, en la que comparte el trabajo de diseño y adaptación con: Dan O’Bannon, Christian Foss y H. R. Giger. También aportó diseños para: Tron (la original de 1982); Masters of the Universe (en la que sólo utilizaron el traje de He-Man); Willow; algunos diseños para El imperio Contraataca; Abyss, de James Cameron; y El Quinto Elemento, película donde se retoman conceptos y atmósferas propias de El Incal y The Long Tomorrow, pero afortunadamente contó con diseños de Moebius; esto último lo menciono porque no fue así en el caso de Blade Runner, también de Ridley Scott, en la que se echó mano de elementos gráficos y narrativos de sus comics, en particular The Long Tomorrow y no se le dio crédito alguno (algo similar pasaría en los noventa cuando los Wachowski se fusilaron la trama de Los invisibles de Grant Morrison, para su trilogía de Matrix).



Uno de los últimos trabajos de Moebius, tras dejar la marihuana a los 65 años, a manera de diario, fue la serie de álbumes “Inside Moebius”, metanarración en la que aparecen algunos de sus personajes más importantes: Arzach, el teniente Blueberry, el mayor Grubert, etc., con los que interactúa y se le rebelan.


        Para concluir este pequeño homenaje, a continuación se incluye una pequeña historieta, escrita y dibujada por The Owl, para recordar al maestro Moebius.



        La mejor manera de recordar a un gran artista, es disfrutando de su obra, así que este día me voy a permitir un viaje a las profundidades del inconsciente leyendo "El garaje hermético". Si pueden, dense la oportunidad de leer las maravillosas creaciones de Moebius, les aseguro que les volará la cabeza.



AMOR & LIBROS DE MAGIA ⃰

En lo que esperamos los estrenos de Daredevil (segunda temporada, original de Netflix), y Batman V Superman / Dawn of Justice (ver el tráiler en la gran pantalla realmente emociona), dedicaremos este artículo a recomendar una serie y un cómic; ambas propuestas de reciente aparición (o casi).


La serie Love, original de Netflix, creada por Judd Apatow (guionista de Virgen a los 40, y Ligeramente Embarazada), estrenada el pasado 19 de febrero, y como ya es costumbre, con todos los capítulos disponibles, nos presenta una atípica historia de amor, o mejor dicho, una real historia de amor. Alejándose de los clichés románticos que han venido perpetuando Hollywood y las telenovelas.
Sólo bastan diez episodios (longitud similar a Master of None de Azis Ansari, entre otras cosas), y una duración en promedio de 30 minutos, salvo el primero que dura unos 40, para definir el tipo de amor/relación que se vive en la actualidad. Los protagonistas son un par de treintañeros desafortunados en el amor, y el momento en que sus vidas y sentimientos se cruzan.



Primero está Mickey (Gillian Jacobs), la chica guapa pero oscura, con problemas de alcohol, y en general problemas con la vida. Es cool, interesante y divertida, pero elige mal a sus parejas, tipos más dañados y patéticos que ella (lo cual ya es decir mucho). Luego tenemos a Gus (Paul Rust, que coescribe algunos episodios), a lo largo de los diez capítulos no me podía quitar de la cabeza que era una versión joven y actual de Woody Allen, en realidad más por su apariencia que por su actitud. Si bien podría mantener el paralelismo contrastando la mítica escena de Annie Hall, en la que el personaje de Allen, a punto de esnifar cocaína, estornuda sobre las líneas que eran para todos, y el primer capítulo de Love, en el que Gus termina con dos veinteañeras en su apartamento, a punto de iniciar un trío (corríjanme, pero creo recordar que son las únicas chicas en topless de toda la serie, lo cual es curioso, ya que en otro episodio se hace referencia al cine de Brian de Palma y las escenas de sexo), pero desiste al enterarse que son hermanas (cuál es su problema en la vida). Además de eso, puede definírsele como un tipo sensible, aficionado a la magia, que gusta de hacer reuniones con sus amigos en las que componen temas musicales para películas, y su ex novia le miente diciéndole que durmió con otro para poder cortar con él.  


Mickey trabaja como programadora en una estación de radio por satélite, principalmente de un programa en el que un psicólogo da consejo a la gente que llama; y Gus es tutor de niños actores para un estudio de Hollywood que produce una serie de época sobre brujas (Witchita), pero tiene deseos de convertirse en guionista.
Estos ambientes permiten explorar no sólo la vida de los protagonistas, sino hacer una sátira de la industria del entretenimiento, y lo muy dañadas que puedes estar aquellas personas a quienes se acude en busca de ayuda o consejo. Ambos aspectos retratan lo negativo de la sociedad actual, no sólo en el aspecto de las relaciones, sino de las motivaciones que cada uno busca para dar sentido a su vida. No es que la serie de Apatow pretenda retratar lo peor de nuestra sociedad, es simplemente una ventana que puede convertirse en espejo si miras detenidamente.
Sin duda una propuesta actual, muy disfrutable, sobre todo si naciste en los 80’s.
Nuestra recomendación en “narrativa gráfica”, se centrará en la historieta del sello Vertigo en México: The Books of Magic (Los libros de Magia), miniserie de cuatro números escrita por Neil Gaiman. Publicada originalmente entre diciembre de 1990 y marzo de 1991, nos narra la historia de Tim Hunter, un niño inglés con una vida común, que cambia drásticamente al ser visitado por un grupo de cuatro individuos, quienes le comunican que tiene el potencial para convertirse en el mago más poderoso del mundo.


Ya es costumbre (desde hace 22 meses) que podamos disfrutar algunas de las mejores historias producidas por el sello que lideraba Karen Berger. Uno de los títulos mensuales, “Cómics que desafían las expectativas”, nos ha presentado hasta el momento: WE3 (Morrison Quitely), Joe the Barberian (Morrison/Murphy), y The Wake (Snyder/Murphy); por lo que ahora toca el turno del niño mago, del que muchos consideran se inspiró (plagió) J. K. Rowling para escribir Harry Potter, si bien años después Mike Carey y Peter Gross (respectivamente guionista y dibujante de Lucifer) darían una vuelta de tuerca al concepto con The Unwritten, cómic que narra la historia de Tom Taylor, hijo de un desaparecido escritor de literatura infantil, famoso por una serie de libros que narran las aventuras de Tommy Taylor, el niño mago. La trama se complica cuando se devela que Tom, la persona, y Tommy, el personaje, comparten algo más que el nombre, pues Tom obtiene poderes mágicos gracias a que los lectores generan la magia al invocar colectivamente al niño mago por medio de la lectura. Sin duda un verdadero meta-relato que amerita una versión para nuestro país. 



Regresando a la historia de Tim Hunter, los individuos encargados de instruirlo en su periplo por el mundo mágico, son viejos conocidos del universo DC; se trata de la Brigada de la gabardina (The Trenchcoat Brigade), compuesta por: John Constantine, Mister E, Phantom Stranger y Doctor Oculto. Cada capítulo es dibujado/pintado por un artista diferente: John, Bolton, Scott Hampton, Charles Vess y Paul Johnson, los cuales otorgan a la serie una personalidad y calidad superiores a otras propuestas. Además, al estar escrita por Gaiman, podemos esperar apariciones especiales de los eternos, y algún otro cameo del universo Sandman.
Sabemos el cuándo, la editorial ya ha anunciado para este 18 de marzo, sea poco antes o poco después, el arribo de The Books of Magic. Lo que sabremos hasta entonces, es el costo y la presentación. Pues originalmente los cuatro números fueron publicados en formato Prestige: 48 páginas, empastado y cubierta de cartón grueso; dicho formato originalmente se creó para publicar el Dark Knight Returns de Frank Miller (y dio sustento al género Novela Gráfica). Probablemente sólo se respete la cantidad de páginas por número, pero en grapa, lo cual seguirá incrementando el precio de cada ejemplar.

Quizá más delante se animen a traer la serie regular, firmada por John Ney Rieber y Peter Gross, y las demás miniseries que componen el universo de Tim Hunter. Sin duda es una opción diferente, algo que nutrirá el bagaje de los nuevos lectores de cómic en México. 



( ⃰ Publicado originalmente en el suplemento Autonomía no. 135, marzo 6 de 2016.)

DEADPOOL: una historia de amor ⃰

Todo parece indicar que el género de superhéroes se mantendrá en el cine. Con Deadpool, inician las películas basadas en personajes de cómic en este 2016. Su versión fílmica hace entrada por todo lo alto. Algunos detractores dirán que no va más allá. Como si se esperara que el género “capas y mallas” fuera realmente algo con posibilidades de evolucionar como el Western, el Noir o la Ciencia ficción. Si quieren una película de superhéroes verdaderamente propositiva, echen un vistazo a Unbreakable (El protegido, de M. Night Shyamalan), en la que Bruce Willis hace de “Superman” y Samuel L. Jackson de “Lex Luthor”. Es la historia definitiva, y muy probablemente lo que posibilitó (de cierta manera) el Batman de Nolan, el Iron Man de Favreau, y el Daredevil de Goddard. Si quieren películas en las que el género evolucione, sigan esperando sus secuelas: Breakable (Rompible) y Broken (Roto).


Lo que hace a Deadpool una gran película, es su capacidad de mantener la esencia del personaje. Pocas adaptaciones pueden presumir de ello. Si bien es cierto que el cine no tiene por qué calcar fielmente el mundo de las viñetas, algo que en su momento advirtió Alan Moore al director Terry Gilliam cuando tuvo intenciones de filmar Watchmen. Posteriormente Zack Snyder nos demostraría que es posible duplicar a los seres de pulpa y tinta, pero sin el sabor y el espíritu que los hace tan disfrutables. Como decía David Mazzuchelli, dibujante del Batman Year One: “Cuanto más realistas se vuelven los superhéroes, menos creíbles parecen. Es un equilibrio delicado, pero así es como lo veo: los superhéroes son reales cuando están dibujados con tinta”. Así pues, las versiones fílmicas de estos personajes no tienen por qué reproducir las páginas de los cómics, pero ayuda el que mantengan cierta fidelidad con el original.
Y eso es precisamente Deadpool. Bajo la dirección de Tim Miller, el actor Ryan Reynols finalmente se reivindica del fiasco que fue Linterna Verde, y recompone la imagen del personaje que ya había interpretado en X-Men Origins: Wolverine (2009).


Desde que aparecen las páginas de cómic enmarcadas por el logo de Marvel y suena de fondo Angel of the Morning de Juice Newton, sabes que la película no te va a decepcionar. Fue algo que inició con el Awesome Mix en Guardians of the Galaxy (un soudtrack completamente atípico en filmes de este género), y que continuó en Ant-Man y su Borombon de Camilo Azuquita. Siguiendo esta tendencia, el Suicide Squad de Warner se redime ante el gran público al incluir en su tráiler promocional una versión de Bohemian Rhapsody de Queen. 
Es precisamente desde la secuencia de inicio que nos invade lo irreverentemente violento del personaje. Un intro que para mi gusto compite (salvando las comparaciones) con el montaje inicial de Watchmen, en el que veíamos la historia de los Minute Men al ritmo de The times they are a changin’ de Bob Dylan.
La forma en que está narrada la historia de Wade Winston Wilson (nombre real del mercenario bocón), permite apreciar el momento presente y las retrospectivas de su origen. Destaca su relación con Vanessa Carlysle (Copycat / Domino, aunque en esta versión no posee poderes mutantes), interpretada por la bella Morena Baccarin (a quien hemos visto como Jessica Brody en Homeland, y la doctora Leslie Thompkins en Gotham); mención especial cuando conmemoran el día de la mujer (con arnés incluido).



Que se respetara la esencia del personaje juega bastante a su favor. De entrada lo distingue de otras películas y franquicias. Los únicos puntos a comparar con otras versiones fílmicas ya los hemos mencionado. Así pues, Deadpool posee frescura y bastante potencial (mientras se sigan manteniendo estos estándares) para una secuela, incluso dos. Todo está en que sepan respetar lo que vuelve único al personaje. No se trata de Kick Ass, o algún otro producto del Millarworld.
Es precisamente su otra habilidad mutante (por así decirlo), su capacidad de romper la cuarta pared y así interactuar con el público (además de su habilidad de regenerarse que lo pone en un nivel cercano a Wolverine), lo que hace de Mr. Pool una bocanada de aire fresco respecto a personajes como Batman, Punisher o Daredevil (si bien cada uno de ellos está por aparecer nuevamente en pantalla, y por lo menos los dos vigilantes que rondaran pronto el Hell’s Kitchen de Netflix son esperados con ansias). En otras palabras, Masacre (como lo traducen en España), se mantiene caminando sobre hielo delgado entre las mallas y la excesiva violencia de los vigilantes urbanos.



Algo que me permitiré spoilear / comentar, es la escena post créditos. No es tanto el anuncio de una secuela en la que aparecerá Cable, otro personaje creación del inefable Rob Liefeld, quien es co-creador de Deadpool, y comparte ese honor con el guionista Fabián Nicieza (a quien hace poco denostara, al más puro estilo Bob Kane, en una entrevista para el New York Times), pues bien podríamos conjurar una posible adaptación de X-Force (realizable, si no se quiere recurrir a la versión noventera, a partir de sus últimas encarnaciones bajo el prefijo Uncanny, firmadas por Rick Remender).
Lo que verdaderamente llamó mi atención fue el homenaje que se hace a otra escena post créditos, en este caso se trata de Ferris Bueller´s Day Off (Un experto en diversiones), de 1986, protagonizada por Matthew Broderick, en el que sin duda es su papel más icónico. Al terminar la película, aparecen los créditos pero comparten pantalla con un recuadro que muestra a Mr. Rooney (el director que persigue a Ferris y sus amigos) quien acaba regresando en el autobús escolar. Este ardid permite que los espectadores sigan pendientes de la pantalla (recordemos que en esa época no eran comunes las escenas extras), y al final aparece Ferris en bata, se asoma al pasillo, se dirige al público (este personaje también rompía la cuarta pared durante la cinta) y le dice al público: “It's Over, Go Home”, similar a como lo hace Deadpool. 


( ⃰ Publicado originalmente en el suplemento Autonomía no. 134, febrero 21 de 2016.)