I
La premisa es
bastante clara: ¿quién vigila a los vigilantes? Pero a diferencia de lo
propuesto por Alan Moore hace 30 años en Watchmen, partimos de la idea
desarrollada por Mark Millar en el evento que redefinió a la Casa de las Ideas.
Ahora es cosa común el tener un evento cada año, que delimite los
universos de papel, y descoloque el status
quo de los superhéroes. Comenzó con House of M (Bendis / Coipel), en el que
la Bruja Escarlata altera la realidad, haciendo que cada superhéroe viva su
deseo más anhelado, pero a cambio, Magneto es el amo absoluto. Lo curioso de
estos primeros eventos, es la sensación que generaban en el lector de un cambio
de paradigma en sus personajes de siempre, claro que dependía de buenos
guionistas el reencausar las aguas a su cuenca natural.
Así pues, hablemos primero de Civil War, el cómic. Mark Millar, es un
nombre que ahora es moneda de uso corriente, incluso se habla del Millarworld
(Wanted, Kick Ass, Kingsman / Secret Service), pero el guionista escocés tuvo
que recorrer un largo trecho para hacerse de su prestigio actual. Inició como
protegido de Grant Morrison, a mediados de los 90’s, coescribiendo el arco The
Root of All Evil en Swamp Thing (a partir del número 140), para después firmar
en solitario el resto de su etapa, y con ello recuperando un poco la esencia
que el personaje adquirió durante la época de Moore. A partir de ahí, Millar
creó grandes clásicos como Superman: Red Son, The Authority (en sustitución de
su creador Warren Ellis), Ultimate X-Men, The Ultimates (cómic que hizo posible
a los Avengers de Whedon), y el ya célebre Old Man Logan (que al parecer será
el canto del cisne de Hugh Jackman como Wolverine). En medio de los últimos
títulos mencionados, tenemos la Civil War que convulsionara el universo Marvel
hace más de 10 años.
Inicia con un reality show protagonizado por los New Warrios: Speed
Ball, Namorita (prima del Submariner), Night Trasher y Microbe, enfrentándose a
un grupo de villanos que escaparon de Ryker. El escenario es Stamford,
Connecticut; Namorita acorrala a Nitro contra un camión escolar, y este detona
(después nos enteramos que Nitro aumentó sus poderes explosivos al
suministrarse HCM: Hormona de Crecimiento Mutante), aproximadamente hay 900
víctimas, en su mayoría niños. En la siguiente escena vemos a los héroes
enmascarados apoyando a los bomberos en las labores de rescate y remoción de
escombros. La opinión pública, a través de los medios de comunicación, manifiesta
su desaprobación de los súper vigilantes fuera de la ley. Se promueve el
decreto de registro para los superhumanos, los héroes toman una postura y se
forman dos bandos: los que están a favor del registro, liderados por Tony Stark
/ Iron Man; y los que consideran que el gobierno no debe intervenir en los
asuntos de los metahumanos, encabezados por Steve Rogers / Capitán América.
Quedan al margen de la situación los X-Men (en ese momento son vigilados
por Shield, que tiene Centinelas custodiando la Mansión X), y Wolverine se
dedicará a perseguir al causante de la tragedia en Stamford; por su parte, el
Dr. Strange, decide meditar y ayunar, esperando que el conflicto se resuelva
con el menor derramamiento de sangre; Black Panther, su esposa Storm, y la nación
de Wakanda, también deciden mantenerse neutrales; Namor (Imperius Rex), y la
Atlántida, tampoco intervienen, sólo quieren que se les entregue al asesino de
Namorita para ejecutarlo según sus leyes.
Dos elementos parecen primordiales para que los líderes de ambos bandos
se mantengan en su postura. En el caso de Tony Stark, pesa mucho el lidiar con
el dolor de los familiares de las víctimas, que en el cómic quedan
representados en Miriam Sharpe, la mujer que perdió a su pequeño hijo Demian en
el incidente de Stamford. Por el lado de Steve Rogers, Shield pretende que el
Capitán América sea el encargado de arrestar a los héroes anti-registro. Estos
elementos en la historia, son puestos para que el lector empatice con la
facción de los Vengadores Secretos. Y los aspectos que terminan por inclinar la
balanza, son: la muerte de Goliath a manos de Ragnarok (un Thor artificial,
creado por Reed Richards y Hank Pym, al conjuntar cibernética e ingeniería
genética), y derivado de ello, Spider-Man decidiendo cambiar al bando
anti-registro.
Obviamente en la película no tendremos todos estos elementos y
personajes. No hay mutantes en este universo (salvo la Bruja Escarlata y
Quicksilver); la película del Dr. Strange todavía no se estrena, por lo que el
personaje no formará parte de la trama; Black Panther entrará al ruedo, pero su
participación aunque importante, será discreta; la inclusión de Spider-Man no
tendrá el mismo impacto que en el cómic, ya que por primera vez se quita la
máscara, revelando su identidad secreta: “Me
llamo Peter Parker y he sido Spider-Man desde los 15 años”, a lo que Tony
le responde: “Disfrútalo, Peter. Ahora
eres más grande que Elvis”. Aunque visto desde otra óptica, es todo un
acontecimiento tener al Amigable Vecino en el mismo escenario que los Héroes
más Poderosos de la Tierra.
Para mantener equilibrada la balanza, luego de la Era de Ultrón salieron
de escena Hulk y Thor. Lo cual nos lleva al punto de apreciación de este
universo cinematográfico. El gran problema con las películas de Marvel es la
necesidad de contenerse y mantener un universo coherente cuyos cambios no
pueden ser muy drásticos. Al ser parte de un gran rompecabezas, cada filme debe
ceñirse y dejar espacio para la siguiente historia, de ahí que algunas entregas
nos parezcan mejores que otras, eso y sus villanos tan de opereta.
Si bien esta película es mil veces superior a Batman v Superman, no deja
de ser decepcionante el hecho de estar ante algo que podría ser todavía mejor.
Sí, es la tercera entrega del Capitán América, pero al mismo tiempo es un
Avengers 2.5, se trata de un intermedio en lo que llega Infinity War. Así pues,
no esperen que Tony Stark se vuelva el personaje más odiado; en el cómic
necesitó tocar fondo, convertirse en el más buscado, y empezar de cero (por cierto,
una gran historia de redención la que llevaron a cabo Matt Fraction y Salvador
Larroca), por su parte, Steve Rogers termina la guerra civil de los superhéroes
entregándose a la justicia, y finalmente muriendo por un francotirador, aunque
luego sabríamos que fue la Agente 13 quien le da el tiro de gracia (narrado
magistralmente por Ed Brubaker y Steve Epting).
Por cierto, además de ver la película, pueden conseguir la enésima
edición de Civil War publicada por Marvel México. Sin duda el cómic que se ha
reeditado más veces y en distintos formatos (grapa, Monster, Deluxe, de
bolsillo, y con portadas variantes) en nuestro país. No se priven de apreciar
la obra más polémica de Millar, dibujada por Steve McNiven, cuyo arte dota a
los héroes de siempre con un halo de realismo difícil de igualar. Además, se
trata del mismo equipo creativo (con Dexter Vines en las tintas, y Morry
Hollowell en el color) que nos trajo Old Man Logan.
II
(Underoos: Léase después de
ver la película)
Algo que estamos aprendiendo los espectadores, es a separar el grano de
la paja. Objetivamente diremos que Capitán América: Civil War, no es la mejor
película del genero superhéroes por la sencilla razón de que no se permite
arriesgar. El cine, como manifestación artística es algo que debe evolucionar,
ya sea presentándonos obras decididamente innovadoras y que revolucionan la
forma de ver el mundo en determinada época; podemos esperar lo mismo del cine
enfocado al entretenimiento. Si bien actualmente se cuenta con mejores herramientas para contar historias en la gran pantalla, lo cierto es que se ha perdido la búsqueda
de innovación en nuevas formas y argumentos, y se opta por seguir las fórmulas
que traigan resultados y beneficios a los grandes emporios. Lo que si podemos
reconocer a Marvel Studios, es la intención de ofrecer un producto articulado y
bien definido.
En el mundo de los encapuchados no todo debe ser Dark Knight Returns o Watchmen,
y eso se empieza a notar en el UCM. Ciertamente no es el Civil War del cómic, y
precisamente al no serlo, y no contar con todo el universo de personajes, y los
elementos que hicieron del evento forjado por Millar y McNiven la renovación de
la Casa de las Ideas, es que podemos apreciar mejor la evolución de los
personajes en la gran pantalla. Seguirán su propio rumbo, y se acercarán mucho
mejor a las versiones en papel, pero no tienen por qué ser una copia de los
cómics.
(22 años después se reencuentran la tía May y Tony Stark)
Algo que ya experimentamos hace casi una década y un lustro, fue la
irrupción del universo Ultimate, y en específico nos referimos a lo realizado
por Bendis y Bagley en Ultimate Spider-Man. Parece que finalmente veremos al
Hombre Araña definitivo del celuloide. Luego de cinco películas y dos actores
enfundados en la piel del trepamuros, es momentos de aprender de los errores
pasados, y aprovechar los aciertos, que también los hubo. El traje es un claro
guiño al Spidey de Romita Sr.; la telaraña finalmente es creación de un chico
quinceañero (como en el original de Lee y Ditko); nuestro héroe cuenta con el
apoyo y patrocinio de Tony Stark/Iron Man (vínculo que se desarrolló en la
versión Ultimate); la tía May es una MILF, pero no se confundan, pues la actriz
Marisa Tomei tiene 51 años, edad suficiente para ser la tía de un adolescente,
lo que nos lleva al actor Tom Holland, que si bien tiene 19 años, es quien
mejor se acerca a encarnar al Peter Parker adolescente de los cómics, además,
bien podría ser el hijo de la actriz que encarnará a su tía en pantalla; por último,
si se vuelve realidad el rumor de que el villano que inaugurará esta nueva saga
es the Vulture (el Buitre), nos permitirá apreciar a un personaje hasta ahora
no utilizado en las películas (se tenía planeado integrarlo a los Sinister Six),
y además, se trata del primer enemigo clásico y memorable (su primera aparición
fue en el Amazing Spider-Man número 2).
Otro aspecto destacable de Civil War, es la expansión del universo Avengers
al interactuar estos con Peter Parker/Spider-Man, Scott Lang/Ant Man (y Giant
Man), T’Challa / Black Panther; además de la evolución en otros personajes,
particularmente el acercamiento entre Wanda y Vision.
Sin duda como cierre en la trilogía del Capitán América, esta cinta
supera la clausura en la saga Iron Man (a menos que nos tengan preparada una
cuarta entrega del futurista Tony Stark), y se comprende que lo forzado en la trama
atiende al hecho de que estamos ante una película de transición, lo interesante
es que las ramificaciones pueden ir en varias direcciones, y es probablemente,
el punto de inflexión para cosas nuevas y mucho más arriesgadas.
⃰ (Versión extendida de lo publicado originalmente en el suplemento Autonomía no. 139,
Mayo 2 de 2016.)
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