Con un texto
introductorio firmado por Jamie Delano (Hellblazer), Vertigo Comics México nos anuncia la inminente aparición de “Saga de
Swamp Thing, Libro Dos”. Disponible al momento en que lean este artículo, por
lo que nos damos a la tarea de ahora sí, como se prometió (Autonomía no. 119),
reseñar la etapa del gran y peludo Alan Moore en La Cosa del Pantano.
Lo primero que debemos tener claro
es el cómo se construyen las historias de horror. Cada personaje debe definirse
desde las primeras líneas. En el caso de Swamp Thing, Moore se propone
deconstruir a la criatura al punto de hacernos conscientes que estamos ante un
ser elemental, el espíritu o guardián de lo vegetal. Torturado porque se creía
humano y buscaba recobrar su primigenia condición. Queda patente en la “Lección
de anatomía” (apenas el segundo episodio escrito por Moore), que la Cosa del
Pantano nunca fue humano, y por tanto su conflicto se vuelve mucho más
aterrador, algo similar al climax de leer El Extraño de H. P. Lovecraft, cuando
el narrador del relato extiende sus dedos y nos alcanza con su gélido tacto.
Igualmente nos conmueve el conflicto de Alec / Swamp Thing, tener que renunciar
de golpe a la única esperanza que lo mantenía adelante, creer que algún día
podría recuperar su humanidad; en cambio, sólo es esa cosa… montón de barro y
plantas, animado por la moderna alquimia que le insufló la conciencia del
doctor Alec Holland.
Curiosamente su principal enemigo,
Anton Arcane (de quien sólo vemos su cadáver en un par de viñetas al principio
del primer capítulo, pero que regresará a confrontar a Alec en el Libro Dos),
elige renunciar a su humanidad para convertirse en un monstruo. Igual pasa con
Jason Woodrue, Floronic Man (quien se encarga de la disección de Alec con la
que el maestro Moore nos muestra la verdadera naturaleza del protagonista), un
científico obsesionado con las plantas, y que tras un accidente que lo
convierte en híbrido, intenta fundirse con la conciencia de lo verde, al punto
de lograr poner en jaque a la Liga de la Justicia, por lo que Swamp Thing es el
único capaz de enfrentar la ira de Wood-rue.
Es innegable la pericia de Moore
para dotar a estos personajes de algo más que clichés, pues el horror es uno de
los géneros en que más fácilmente se puede incurrir en excesos que terminan
destrozando el planteamiento.
Además de los villanos, encontramos
en el reparto de apoyo una muy trabajada caracterización. Destaca la figura de
Abigail Cable (sobrina de Arcane), que al principio encarna el rol de damisela
en peligro, hasta convertirse en el interés romántico de Swamp Thing. Y a pesar
de las vicisitudes que vive junto a la criatura del pantano, Abby representa a
la mujer independiente cuyo rol dentro de la serie se vuelve medular. Veremos
mucho de este personaje en el Libro Dos, en especial pongan atención al último
capítulo: Ritos de primavera, ya que aborda en un tono bastante poético la
cuestión del sexo, como elemento mágico, que podemos encontrar en casi toda la
obra de Moore.
Luego de una lectura total de la
etapa del Magus en Swamp Thing, la cual abarca unos 45 episodios (del #20 al
64), ocurre que visualizamos al personaje principal como un ser que evoluciona
a su propio ritmo, pero a lo largo de su trayecto encarnará las distintas
etapas en que se divide la existencia humana. A partir de su renacimiento,
donde cobra conciencia de su verdadera naturaleza, a la que gradualmente se irá
acostumbrando como si avanzara cronológicamente por la infancia, pues luego de percatarse
de lo que realmente es (un monstruo con alma humana), Alec irá explorando el
alcance de sus habilidades, lo cual dará a Moore diversas posibilidades que
aprovechará conforme avance la serie.
El conflicto existencial que por lo general se detona en la
adolescencia, servirá de combustible para dar un giro radical al personaje (su
inicial incomprensión al consejo que recibe del Parlamento de los Árboles),
para ir asentando su naturaleza tras el éxodo que sufrirá, hasta alcanzar la
madurez que le permitirá reencontrarse con Abby, con lo cual cerrará la
celebrada etapa de Moore.
Es importante recordar que si bien
el contexto de la serie es el horror, se trata del universo DC, y por tanto
irán apareciendo algunos personajes del panteón superheroico: Batman, Lex
Luthor, Adam Strange, Metron, Darkseid, y un miembro de los Green Lantern Corps;
pero destacará la figura de un personaje que nacerá en estas mismas páginas,
John Constantine. El mago que llegará para romper todos los esquemas, y de paso
ayudará a nuestro protagonista a descubrir sus orígenes en el célebre arco
American Gothic, del cual podremos enterarnos a partir del Libro Tres.
En la actualidad podemos leer todo
tipo de propuestas y géneros mezclados en historietas tanto nacionales como extranjeras,
pero resultaba atípico encontrar en un cómic mensual, a principios de los 80,
estos elementos cuidadosamente ensamblados. De igual modo nos sigue
sorprendiendo la perfecta amalgama entre texto y dibujo, ya que las estrellas
se alinearon para que los barrocos guiones del Magus fueran interpretados por
los mejores dibujantes de la época: Stephen Bissette y John Totleben, así como
las oportunas contribuciones de Rick Veitch; todos ellos supieron nutrir y
reinterpretar lo antes logrado por el primer dibujante: Tom Yeates; por cierto,
este grupo de artistas se graduó como la primera generación de la Joe Kubert
School of Cartoon and Graphic Art.
Algo que no está de más mencionar,
es que Saga de Swamp Thing es la única serie larga en la que ha trabajado Alan
Moore (o la más larga, si tomamos en cuenta trabajos posteriores como Tom
Strong y Promethea, con 36 y 32 números respectivamente). Si revisamos el resto
de su obra, en su mayoría se trata de miniseries, arcos argumentales o
one-shots que se han ido recopilando como novelas gráficas. Por lo tanto, el
desarrollo de personajes que aquí presenta explora todas las posibilidades que
fue capaz de concebir sin llegar a quemar al personaje.
Otro dato curioso es que a partir de
los números que aparecen en este Libro Dos, encontramos que se deja de usar el
Comics Code, y se da un cambio en el título, de “Saga of the Swamp Thing” a
simplemente “Swamp Thing”, con el prefijo “Sophisticated Suspense” (entre los episodios 30 y 31); esto con la
intención de vender la historieta a lectores adultos.
Celebremos que a treinta años de su
publicación llegue esta historieta a nuestro país, en una edición que permita a
las nuevas generaciones apreciar la primera gran obra de Alan Moore, esa que le
permitió revolucionar el cómic americano, y que para bien o para mal cambió la
industria del entretenimiento hasta nuestros días, al grado de volver
relevantes a los superhéroes.
⃰ (Publicado originalmente en el suplemento Autonomía no. 127, noviembre 15 de 20015.)