16 abril, 2008

El periodo anoréxico de Botero

Me niego rotundamente a terminar el cuento hipster que en este momento tengo sobre el escritorio hasta que reciba comentarios. Mientras leanse estos poemas.
Pronto habrá noticias de la revista que vengo perpetrando además de otros proyectos editoriales así como historietas y tiras cómicas. Si quieren galerías de encueradas manden comentarios (tengo imágenes inéditas de Irán Castillo).


poema escrito al reverso de un ticket
(leer mientras se escucha el Funeral de Arcade Fire)

nosotros pudimos haber despojado a la humanidad en el silencio
las naciones fracturadas
el privilegio de no dormir
disposiciones aleatorias que nosotros mismos facultábamos
armonía descontenta de si
el caos preconcebido

la broma de los dioses
sepultura candente que nadie llora
ofrendas pálidas
morfinómanos que no se elevan
placebos que dudan de si
la fortuna desperdiciada en el olvido, desquiciada, sucia

no hay palabras que aguanten otro cataclismo!

y en la tarde, lejos de ti, me disuelvo
nuestra historia ―esa que yo construyo en mi mente y que por eso no tiene cabida en el mundo de los otros― me deprime
otra tarde lejos de ti
lejos de tu respiración y tu aroma
sin poder encenderte el siguiente cigarro

ardiendo en mis frases
el espacio se agota
―regresar de los brazos de la muerte
transformado en el ser que más amaste
y así ambos tendremos otra oportunidad.


algunas veces pero en mis sueños
(así me suena, ok)

dejo correr el disco que acabo de comprar
no me emociona ni un poco
y soy sumamente emocional

el vacío de la habitación pocas veces logra intoxicarme
no hay necesidad de mirar atrás
nada que perturbe esta velada
contemplo la mata de vellos en mi sobaco
doy otra calada al cigarro

prefiero el invierno
aunque sé que las mujeres florecen y son más olorosas en primavera
con sus vestiditos ligeros y sus sandalias de finas correas
o aquellas que usan ajustados vaqueros con infinidad de agujeros
o cintas de colores en el pelo
o de plano lo llevan suelto
sintiendo la brisa que se cuela en sus braguitas
aun así prefiero el invierno
contemplar pálidos ángeles envueltos como repollo
con las mejillas encendidas por el frío

un reloj que marca el tiempo púrpura
el tiempo de las huríes en el hostal
se ha descompuesto
de vez en cuando es bueno mirar al mundo como si se fuera a acabar
y nosotros sintiéndonos inmortales
sin sentirnos hijos de Jesucristo, claro
nadando entre gusanos
escuchando la viscosidad del viento que se cuela entre los dedos
encontrando a las personas que nos acompañan
al menos en el pensamiento
en el alma
aquellos que no fingen
que son reales
y nos sienten reales


tiro de un hilo y el mundo se sostiene
a Bukowski

granulados escorpiones seducen mi corazón como un puente levadizo o un conejo sarcástico (salido de una chistera magenta doblegada por un raquítico viento)
etrusco vellón afelpado
viscosa belleza turca de Bizancio
no es lo que funciona sino aquello que muestra la claraboya
dimensión situada en el rascacielos Panamá
limones profusos de aguanieve sintética
y arañas espiando el sudor de azules nubarrones
y yo estoy aquí, esperando que se colapse el mundo por ambos conocido
sintiendo frío en mi pequeña habitación a las 4:26 de la madrugada
sintiendo frío y necesidad de ti
no es posible cambiar al mundo ni tampoco lo que tú no sientes por mi


incontables aspectos de ombligo de la luna

escaparates de lo inmundo se congregan en chapoteante éxtasis
el sol quemante del desierto los agrupa en suspiros patético
vagabundas bocanadas salpicando los heliotropos gimientes
constante trafico de chirriantes moles
todo se sostiene como alguna vez fue el paraíso parloteante
y el aire cobrizo se desparrama empecinado
cortando siluetas de papel aluminio malsanas
puntos rojos de luz en secuencia matemática hiperdigerida y las palmeras
barrocas pavoneándose
colmenas de carne compacta
esculpidas en atardeceres de ébano y esmeraldas árabes falsas
la basura amontonada de mil furiosas bacanales en colores tan tristes y sin poder
describir lo que pasa
y la mujer de rojo habitual en cualquier ensueño se dejan contemplar
miradas arrebatadas, perturbadas de soslayo iridiscente trafican con el dolor
inconsciente

J. S. Cainiz. Copyright (c) 2008