31 marzo, 2014

¡SANTOS MELONES ME HAN SALIDO, BATMAN!



Nunca como ahora, leer cómics en México resultaba un pasatiempo tan emocionante. Quienes hace veinte años leíamos la muerte de Superman como obra de iniciación, encontramos ahora la apertura del mercado a propuestas mucho más arriesgadas que años atrás era impensable ver publicadas en nuestro país.      
Es relativamente reciente la proliferación de nuevas publicaciones de cómics. A finales de 2012 Kamite lanzaba The Walking Dead (Robert Kirkman), y Bruguera hacia lo propio con Irredeemable (Mark Waid); la primera aprovechaba el boom de la serie de TV, la segunda, en cambio, apostaba por un cómic más inteligente: ¿qué pasaría si Superman (Plutonian) se convirtiera en villano? Lo que llama la atención no es lo original de la propuesta, sino el modo en que nos es narrada la historia. Pues ya en los años ochenta Alan Moore hizo un verdadero cambio de paradigma con su Marvelman/Miracleman (que podremos ver publicado por mayo o junio): ¿Y si Superman existiera en el mundo real? Tal parece que algunos argumentistas se han puesto las pilas al momento de realizar sus guiones.  
Este año ya hemos disfrutado en ediciones mexicanas propuestas tan diversas como Kick Ass (Millar/Romita Jr.), The Boys (Ennis/Robertson), 30 days of night (Niles/Templesmith), Hellboy (Mignola), Conan the barbarian (Wood/Cloonan), y dentro de poco el nuevo universo Valiant (el tercer intento de lo que en los noventa forjara Jim Shooter), Rachel Rising (Terry Moore), The Umbrella Academy (Way/Ba), Saga (Bryan K. Vaugan) y reediciones del Sin City de Frank Miller (si bien el primer tomo, The Hard Goodbye, permanecía inédito en nuestro país). Lo variado en las historias, aunado al hecho de que algunas son más cercanas o por lo menos se nutren del sector independiente, ha propiciado que Editorial Televisa, hasta hace poco líder del mercado con las licencias de Marvel y DC Comics, considere la calidad (muchas de sus traducciones son francamente lamentables) y temática de sus propuestas —es un hecho que dentro de poco tendremos historias de la línea Vértigo: Sandman, Preacher, V for Vendetta—. En 2013 se reeditó Watchmen (Moore/Gibbons), pero esto obedecía a la oportunidad de sacar Before Watchmen (conjunto de miniseries derivadas a modo de precuela de lo que hiciera Alan Moore en los ochenta, redefiniendo el concepto de "superhéroe"). Dentro de poco será lanzada una colección titulada "Lo mejor de DC", que se estrena con una nueva edición del The Dark Knight Returns (TDKR) de Frank Miller. Precisamente quería llegar a este punto.

Muchos lectores desarrollan su sensibilidad y capacidad crítica a partir de la cultura que tienen a la mano. Si hablamos por ejemplo del cómic mexicano, no las traducciones que se publican, sino las propuestas generadas por guionistas y dibujantes nacionales, dentro de nuestro territorio (así excluimos a gente talentosa como Humberto Ramos que actualmente lleva los lápices en algunos capítulos de Superior Spider Man, o Tony Sandoval que publica álbumes como Nocturno en Europa), tendremos que rastrear sus influencias.
Los jóvenes talentos se encuentran actualmente en el webcomic, la mayoría evidentemente se han nutrido del manga, y pocos son los que han buscado influencia de la historieta de autor: obligado mencionar a Robert Crumb y su universo de nalgonas que disfrazan una visión muy honesta de la cultura occidental; Art Spiegelman y su siempre citado pero pocas veces leído Maus, que si le buscamos un poco podremos encontrar de oferta en algunas librerías; Chris Ware y su Acme Novelty Library, un ejemplo de las posibilidades que ofrece el medio; Chester Brown, en cuyas autobiografías podemos encontrar sus problemas para relacionarse en la adolescencia o el experimento social de contratar prostitutas y describir los encuentros; los Brothers Hernández, Gilbert y Jaime, y su incansable Love and Rockets.
Únicamente cuando un lector madura en sus gustos y por iniciativa propia se aleja de la enésima redefinición de los X-Men, buscará algo más. Posiblemente el internet ayude a que los nuevos lectores que adquieran esta próxima reedición de TDKR del maestro Miller descubran que la nueva Robin (Carrie Keane Kelly) fue inspirada por un pin-up de Jaime Hernández en el que Penny Century y Maggie Chascarrillo se disfrazan como Batman y Robin. La referencia podemos encontrarla en la introducción escrita por el propio Miller:

Hablo acerca de Batman con el dibujante John Byrne. Él me habla de Robin. "Robin ha de ser una chica", me dice. Me menciona un Robin femenino, obra del dibujante de Love & Rockets, Jaime Hernández. Para demostrarmelo, él mismo hace un esbozo.

Fue precisamente John Byrne —quien redefinió en los ochenta al hombre de acero, dibujante del Días del futuro pasado que podremos ver este año en una nueva entrega de los X-Men de Bryan Singer―, quien sugirió a Miller convertir a Robin en una chica. Como anécdota es toda una curiosidad, pero este acontecimiento nos sirve para atraer los reflectores hacia los Bros Hernández.

Love & Rockets era el cómic favorito de Alan Moore. Poco tiene que ver con la tendencia de la época, esto es: historias de superhéroes en un tono realista. Por el contrario, es un cómic realista (hasta donde se puede hablar de realismo en un medio de ficción), protagonizado por mujeres atractivas sin tener las medidas de la Wonder Woman. Te enamoras de ellas por lo complejo su personalidad, aunque ayuda la soltura que tiene Jaime Hernández para dibujarlas.
Todo esto para celebrar los 75 años del cruzado encapotado.
J. S. Cainiz