16 febrero, 2016

THE REVENANT: Ni volviendo a nacer es una buena película

Nos encontramos en la carrera rumbo a los Oscares. Este año, el filme que se perfila como favorito a ganar la presea a mejor película, es The Revenant (El renacido), de Alejandro G. Iñarritu, y que al parecer ahora sí hará a Leonardo DiCaprio acreedor a la estatuilla de mejor actor. Sin importar sus doce nominaciones, recordemos que las predicciones de los medios especializados pueden fallar en el momento decisivo, por lo tanto, este texto no busca aprobar o descalificar tales pronósticos.


            Indudablemente DiCaprio merece el máximo reconocimiento a una carrera actoral que sorprende con cada nueva interpretación. De suceder en esta premiación, lo único a lamentar es que se le haga justicia por una cinta que nos deja a deber en cuanto a su capacidad histriónica, y la concordancia con una historia mal ejecutada.
¿De qué trata El renacido? Basada en “una historia real”, que se retoma en la novela homónima de Michael Punke, nos narra un momento en la vida de Hugh Glass, quien forma parte de un grupo de cazadores con trampas, a principios del siglo XIX en los Estados Unidos. Es el encargado de guiar a los tramperos que recolectan pieles de castor, para que lleguen a salvo con su cargamento a través del río Misouri. Dos hechos importantes ocurren: el grupo de cazadores es emboscado por una horda de indios que se queda con las pieles, teniendo los primeros que abandonar su embarcación para regresar al campamento a pie; y el hecho más significativo, Glass es atacado por un oso grizzly,  las heridas que sufre lo dejan al borde de la muerte. Siendo un lastre para los cazadores que siguen huyendo de los indios, termina siendo cuidado por Hawk (su hijo), y dos de los cazadores, el joven Jim Bridger y el ex militar John Fitzgerald (interpretado por Tom Hardy). 


Son dos horas y media lo que dura la película. Y a su favor tiene precisamente la cualidad de no resultar cansada o lenta. Esto se debe a que constantemente los espectadores estamos expuestos a las dificultades que deben sortear los personajes para sobrevivir en un medio tan agreste. La crudeza del invierno, lo accidentado del terreno y la persecución de los indios, hace de la expedición una verdadera odisea. Sumémosle a esto el que Glass (DiCaprio), se encuentra herido de gravedad, de hecho está al borde de la muerte, y todo lo que hace para curar sus heridas, escapar de los indios y regresar a su campamento, encarna la perseverancia del espíritu humano. Pero llega un momento en que la historia se vuelve inverosímil, como si se tratara del típico héroe de acción en la tradición de Duro de matar.

Lo que verdaderamente confunde al espectador es lo parco de la trama. La motivación de los personajes está clara, si bien es una consecuencia de los acontecimientos que viven en el presente, pero falta el hilo conductor que por lo general está sostenido por un elemento dramático. El verdadero drama lo sufre el maltrecho cuerpo del protagonista, quien simbólicamente es enterrado por Fitzgerald, y dado por muerto. Si bien son varios los momentos en que podemos atestiguar su renacimiento, el más impactante lo encontramos cuando luego de caer de un barranco con todo y caballo, Glass saca las vísceras del animal muerto, se desnuda y entra en el torso del jamelgo en el preciso momento en que arrecia la tormenta de nieve; para resurgir al día siguiente, librando la muerte por enésima ocasión. Reconozco que al ver esa escena, no pude evitar recordar cómo al principio de El imperio Contraataca, Han Solo destripa a su tauntaun con el sable láser para cubrir la Luke con las vísceras de la bestia.


Se intenta disfrazar la carencia de argumento con hechos insólitos y lo majestuoso del paisaje. El entorno natural adquiere un rol protagónico. Aquí la fotografía de Emmanuel Lubezki ayuda bastante a compensar lo débil del guion.
A pesar de todo lo anterior, no se puede negar que la película intenta contarnos una historia épica. Es ese esfuerzo lo que permite rescatar muchas de las escenas. El ataque del grizzly es una muestra de ello (así se debió hacer el combate de inicio en Wolverine Inmortal), retrata al hombre enfrentando a la naturaleza, una pelea en la que llevamos las de perder, y ese reconocimiento de nuestra impotencia nos debe ayudar a cobrar conciencia. A pesar de nuestro intelecto y recursos tecnológicos, somos criaturas débiles, que para sobrevivir en un entorno hostil depredamos los recursos.

La película que no fue “The Revenant”, nos hace preguntarnos ¿cuánto de esa naturaleza salvaje aún no ha sido destruido por la mano del hombre? ¿Cuál sería nuestro límite de resistencia, nuestra capacidad y voluntad de autoconservación? ¿Podemos aún recuperar el espíritu de aventura y el coraje para cuidar de los nuestros?  

 Era bastante la expectación que se tenía de este filme. La mayoría de los comentarios se centran el alabar algo que no merece tales elogios. Muchos argumentan que se trata de una obra realizada por un mexicano, eso no la vuelve una gran película por ósmosis. Se requiere que seamos verdaderamente críticos. Que seamos capaces de ver los defectos en las cosas, y no quedarnos con el argumento ramplón para hacernos los interesantes.

05 febrero, 2016

100 AÑOS DE DADA

Ha sido un largo trayecto para llegar a la comprensión de éste movimiento artístico, con el cual se dio el pistoletazo de salida de las llamadas vanguardias del siglo XX.
A partir de hoy, y durante los próximos meses se irán subiendo notas, comentarios, fragmentos y reflexiones en torno a Dada, sus artífices, su obra, y cómo ha impactado ésta en generaciones posteriores.


La palabra Dada, como nombre del movimiento, apareció impresa por primera vez el 15 de mayo de 1916. Pero la génesis del movimiento podemos rastrearla el 5 de febrero de ese mismo año, exactamente hace 100 años. En la cuidad de Zurich, abre el Cabaret Voltaire. La primera nota relacionada con este suceso apareció publicada el 2 de febrero en un periódico local:

Cabaret Voltaire, bajo este nombre se estableció una sociedad de jóvenes artistas y literatos cuya meta era crear un núcleo para la comunicación artística. El objetivo del cabaret debe ser llevar a cabo reuniones donde artistas huéspedes den recitales musicales y poéticos e invitar a la juventud artística de Zurich a asistir a éstos para que, sin tomar en cuenta una tendencia determinada, aporten sus proposiciones y colaboraciones.

Este esfuerzo se debe al actor y poeta Hugo Ball, encargado del cabaret, y genio con indiscutible visión detrás del movimiento Dada, él junto con su compañera Emmy Hennings posibilitaron el nacimiento de Dada. En el diario de Ball ¾editado bajo el título La Huida del tiempo¾,  encontramos una descripción de lo sucedido esa primera noche en el cabaret:

El lugar estaba lleno a reventar, muchos no pudieron entrar. A las seis de la tarde estábamos todavía ocupados clavando y poniendo en las paredes los carteles futuristas, cuando apareció una pequeña delegación de aspecto oriental compuesta por cuatro pequeños hombres con portafolios y con dibujos bajo sus brazos, varias veces hicieron unas corteses reverencias. Se presentaron a sí mismos. Marcel Janco, el pintor, Tristan Tzara… Arp también estaba allí, y llegamos a un acuerdo con muy pocas palabras. Pronto los arcángeles opulentos de Janco colgaban en la pared, junto con los demás objetos de belleza, y esa misma noche Tzara hizo una lectura de sus poemas, estilo conservador, que en forma adorable sacó de las diferentes bolsas de su abrigo.

Larga vida a Dada.


⃰ Fragmentos tomados de: Dada / Documentos, Introducción y recopilación Ida Rodríguez Prampolini. Estudio de Rita Eder, UNAM, 1977.