08 diciembre, 2013

Sueño perdido no. 9 / parte 1

La siguiente tira está basada en uno de los posibles encuentros que tuvieron Lennon y McCartney en el edificio Dakota, 1976. Hay una pelicula cuyo tema es ese imaginario encuentro: Two of us. También se mencionan estas reuniones en el libro de Robert Rosen, Nowhere Man: Los últimos días de John Lennon:

"Ya no es como cuando teníamos 17 años de edad -le dijo John-. La próxima vez llama antes de venir."
"¿Me estás diciendo que me vaya al carajo?", preguntó Paul.
"Si es así como quieres verlo, pues vete al carajo."   







04 noviembre, 2013

Sombrero en la cama Zombie

Ya todos se volvieron zombies, hasta lichita y el conejito.

29 octubre, 2013

AL FINAL TODOS ATRAVESAMOS EL FUEGO

Falleció Lou Reed, el pasado 27 de octubre, a la edad de 71 años, debido a complicaciones por un trasplante de hígado al que se había sometido meses atrás.
        Mi primer contacto con su obra, debo confesarlo, no fue escuchando su música sino leyendo sus canciones, las cuales poseen la suficiente calidad literaria para considerarlas poemas. Fue gracias al libro “Atraviesa el fuego / Todas las canciones” (Pass Thru Fire / The collected lyrics), que conocí la voz del bardo neoyorquino. Recuerdo que lo más impresionante del libro era la introducción que a continuación reproduzco:

La línea exacta es “…cuando pasas por el fuego lamiéndote los labios…”. Mi otra línea favorita es “…en lo alto hay una puerta, no un muro…”. Muchas de mis líneas favoritas están en el álbum Magic and Loss (“Magia y pérdida”). Originalmente tenía que tratar sobre la magia. La magia de verdad, la capacidad de hacerse desaparecer a uno mismo. Yo había oído historias sobre magos de México que tenían poderes extraños. Pensé que si publicaba canciones sobre magia se pondrían en contacto conmigo y me contarían sus secretos. Después de todo, la gente siempre me cuenta sus secretos y yo a menudo los pongo en forma de canciones como si fueran cosas que me han pasado a mí.  Por desgracia dos amigos míos murieron de cáncer virulento con un año de intervalo mientras yo estaba escribiendo, así que “magia” se convirtió en “magia y pérdida”. Yo buscaba una forma mágica de superar la pena y la pérdida. Me pareció que siempre estamos empezando de nuevo, que siempre nos dan una nueva oportunidad para hacer las cosas (...)

El poder de la frase inicial. Todos atravesamos el fuego en algún momento de nuestra vida. El merito está en el cómo. El buen Lou lo hizo lamiéndose los labios, como saboreándose, solazándose en el dolor, de una manera en que sólo los grandes saben hacerlo. Otra cosa que me impresionó de la introducción del libro es la ingenuidad con que el bardo creía que los anuales le confiarían sus secretos. Quizás se imaginaba siendo tomado bajo la tutela de Don Juan como le pasó a Castaneda.
Pasó algún tiempo para que pudiera escuchar los discos de Velvet Underground. Confieso que primero escuché el “Is this It” de los Strokes, pero sin duda prefiero Black Angel’s Death Song, Pale Blue Eyes o Sunday Morning, el White Light / White Heat completito, o muchas de las rolas de Lou Reed ya como solista. Heroin es tan épica como Stairway to Heaven o The End, y el ya mencionado White Light… es tan sólido como el Thick as a Brick o el Dark Side of the Moon.
Sin duda el mejor Lou Reed está en sus letras, comparable sólo con Dylan.

“Hay un poquito de magia en todas las cosas
y alguna pérdida para equilibrar las cosas.

Hemos perdido a un gran poeta, nos queda la magia de sus canciones. Tras ese equilibrio el mundo puede seguir girando.

J. S. Cainiz
Ombligo de la luna
Octubre 29 de 2013 
    

21 octubre, 2013

Técnicas del buen escritor II

En esta ocasión incluyo los preceptos de Kerouac.

 Credo y Técnica de la prosa moderna

1) Libretas secretas garabateadas y desenfrenadas páginas mecanografiadas para tu propio deleite.
2) Acoge todo signo, ábrete, escucha.
3) Evita embriagarte cuando no estés en tu casa.
4) Se un amante de tu vida.
5) Algo que sientes hallará su propia forma.
6) Procura estar poseído por una ingenua santidad de espíritu.
7) Respira, respira tan hondo como puedas.
8) Escribe lo que quieres infinitamente, brota del infinito de tu alma.
9) Describe las indecibles visiones del ser.
10) Dedica más tiempo a la poesía, pero sólo a lo que es en esencia.
11) Sobresaltos visionarios que conmueven el pecho.
12) Con hipnótica fijación sueña sobre el objeto que tienes ante ti.
13) Elimina las inhibiciones literarias, gramáticas y sintácticas.
14) Sé como Proust, un fanático del tiempo.
15) Relata la verdadera historia del mundo en monólogo interior.
16) El centro preciso de interés es el ojo dentro del ojo.
17) Escribe para ti recordando y asombrándote.
18) Trabaja hacia fuera desde el expresivo ojo central, nadando en el mar del lenguaje.
19) Acepta perderlo todo.
20) Cree en la santidad de las formas de la vida.
21) Lucha para dibujar el torrente que ya existe intacto en la mente.
22) No pienses en las palabras si te detienes, si no es para ver mejor la imagen.
23) Conserva la huella de cada uno de tus pensamientos, graba su fecha al despertar.
24) Suprime el miedo y la vergüenza en la dignidad de tu experiencia, de tu lenguaje y de tu saber.
25) Escribe para que el mundo lea y vea tus exactas fotografías de él.
26) Un libro-film, un film de palabras, he ahí la forma norteamericana de visión.
27) Elogio del Carácter en la Fría inhumana Soledad.
28) Creación salvaje, indisciplinada, pura, brotando desde abajo, de ser posible alucinada.
29) Eres un genio todo el tiempo.
30) Autor-realizador del cine terrestre financiado por los ángeles del paraíso.


Jack Kerouac (Credo y Técnica de la prosa moderna. Evergreen, II, 8, Primavera de 1959.)

24 septiembre, 2013

Técnicas del buen escritor I

En los últimos meses he estado escribiendo (por fin) mi primera novela. Con este post inauguro una sección de recomendaciones para escritores.

¡Prohibido fijar carteles!
La técnica del escritor en trece tesis.
Walter Benjamin

I. Quien se proponga escribir una obra de gran envergadura, que se dé buena vida y, al terminar su tarea diaria, se conceda todo aquello que no perjudique la prosecución de la misma.
II. Habla de lo ya realizado, si quieres, pero en el curso de tu trabajo no leas ningún pasaje a nadie. Cada satisfacción que así te proporciones, amenguará tu ritmo. Siguiendo este régimen, el deseo cada vez mayor de comunicación acabará siendo un estímulo para concluirlo.
III. Mientras estés trabajando intenta sustraerte a la medianía de la cotidianidad. Una quietud a medias, acompañada de ruidos triviales, degrada. En cambio, el acompañamiento de un estudio musical o de un murmullo de voces puede resultar tan significativo para el trabajo como el perceptible silencio de la noche. Si éste agudiza el oído interior, aquél se convierte en la piedra de toque de una dicción cuya plenitud sepulta en sí misma hasta los ruidos excéntricos.
IV. Evita emplear cualquier tipo de útiles. Aferrarse pedantemente a ciertos papeles, plumas, tintas, es provechoso. No el lujo, pero sí la abundancia de estos materiales es imprescindible.
V. No dejes pasar de incógnito ningún pensamiento, y lleva tu cuaderno de notas con el mismo rigor con que las autoridades llevan el registro de extranjeros.
VI. Que tu pluma sea reacia a la inspiración; así la atraerá hacia ella la fuerza del imán. Cuanta más cautela pongas al anotar una ocurrencia, más madura y plenamente se te entregará. La palabra conquista al pensamiento, pero la escritura lo domina.
VII. Nunca dejes de escribir porque ya no se te ocurre nada. Es un imperativo del honor literario interrumpirse solamente cuando haya que respetar algún plazo (una cena, una cita) o la obra esté ya concluida.
VIII. Ocupa las intermitencias de la inspiración pasando en limpio lo escrito. Al hacerlo se despertará la intuición.
IX. Nulla dies sine linea —pero sí semanas.
X. nunca des por concluida una obra que no te haya retenido alguna vez desde el atardecer hasta el despuntar del día siguiente.
XI. No escribas la conclusión de la obra en tu cuarto de trabajo habitual. En él no encontrarás el valor para hacerlo.
XII. fases de la composición: idea-estilo-escritura. El sentido de fijar un texto pasándolo en limpio es que la atención ya sólo se centra en la caligrafía. La idea mata la inspiración, el estilo encadena la idea, la escritura remunera al estilo.
XIII. la obra es la mascarilla funeraria de la concepción.

(Tomado de Walter Benjamín / Dirección única, Ed. Alfaguara. Traducción Juan J. del Solar y Mercedes Allende Salazar, septiembre 1988.)


17 septiembre, 2013

Reversible Man

La mejor historia de Alan Moore ocurre en cuatro páginas. Eso nos demuestra que las mejores ideas no requieren de una gran extensión.
Les dejo El comentario que el propio Moore hace con respecto a su historieta, asi como las cuatro páginas en que se desarrolla, dibujadas por Mike White.

Hay pocas cosas tan intrínsecamente fascinantes como el tiempo. Cuando era niño recuerdo haber pasado lo que parecían tardes enteras mirando embobado la manecilla de las horas de un reloj con la esperanza de ver como se movía, aunque fuera un poco. Recuerdo el sobrecogimiento y el entusiasmo que me producía ver florecer una planta a cámara rápida, una gaviota a cámara lenta, o prácticamente lo que fuera yendo marcha atrás. También estaban las eternas e irresolubles cavilaciones sobre el tiempo y su naturaleza que me quitaban el sueño. ¿Qué es? ¿De dónde viene y a dónde va? ¿Cómo puede continuar para siempre, y por qué va más lento en la sala de espera del dentista que en el salón recreativo de Yarmouth?
            Teniendo en cuenta lo atractivo del tema, no es de extrañar que, de todos los subgéneros de la ciencia-ficción, las historias sobre el tiempo y sus variados caprichos figuraran tan altas entre mis favoritas, como lector y como escritor. Sobrecogido por la visión apocalíptica del final de La Máquina del Tiempo de H. G. Wells, hipnotizado por las rompedoras paradojas de All You Zombies, de Robert A. Heinlein, acogí con sumo placer la noticia de que el material de los Future Shocks de 2000AD se vería respaldado por las curvas cronológicas de la seria Twisted Times. Mi euforia solo se enfrió cuando comencé a considerar la dificultad que supondría escribir tantas historias sobre el tiempo sin resultar repetitivo. Aquellas historias en las que creo haberlo conseguido conforman la segunda parte de este volumen.
            Si tuviera que escoger una favorita, ésa sería Crono Polis (Núm. 310). Combinando un sentido homenaje a mis adoradas parodias de los viejos tiempos de la revista Mad con su propia complejidad trastornada, creo que cono Polis fue la primera ocasión en la que me di cuenta de que Dave Gibbons estaba dispuesto a dibujar absolutamente cualquier absurda cantidad de detalles que le pidieras, por ridícula o poco práctica que fuera. Esto me ha sido muy útil posteriormente.
            Pisándole los talones a Crono Polis está El Hombre Reversible (Núm. 308). Gran cantidad del cariño que le profeso a esta historia deriva sin duda de lo patéticamente fácil de escribir que fue. Tomando como inspiración los ya mencionados recuerdos infantiles de películas pasadas en marcha atrás, fue una simple cuestión de invertir el orden de los acontecimientos de la vida de una persona. Con todo, me sorprendió que la historia tuviera una respuesta emocional tan grande.
            Quizá es solo que la repetición de hechos en nuestras vidas los hace aburridos, y es necesario un nuevo enfoque para que podamos redescubrir la vida y todas sus implicaciones emocionales. Sea como fuere, no tuve que esforzarme demasiado como guionista. Éste es un claro ejemplo de esas historias que están ahí, esperando a que alguien las ponga sobre un papel.

Alan Moore, Noviembre de 1986.

(Tomado de la introducción al recopilatorio Twisted Times.)