17 noviembre, 2015

Alan Moore y el suspenso sofisticado II ⃰

 

Con un texto introductorio firmado por Jamie Delano (Hellblazer), Vertigo Comics México  nos anuncia la inminente aparición de “Saga de Swamp Thing, Libro Dos”. Disponible al momento en que lean este artículo, por lo que nos damos a la tarea de ahora sí, como se prometió (Autonomía no. 119), reseñar la etapa del gran y peludo Alan Moore en La Cosa del Pantano.



            Lo primero que debemos tener claro es el cómo se construyen las historias de horror. Cada personaje debe definirse desde las primeras líneas. En el caso de Swamp Thing, Moore se propone deconstruir a la criatura al punto de hacernos conscientes que estamos ante un ser elemental, el espíritu o guardián de lo vegetal. Torturado porque se creía humano y buscaba recobrar su primigenia condición. Queda patente en la “Lección de anatomía” (apenas el segundo episodio escrito por Moore), que la Cosa del Pantano nunca fue humano, y por tanto su conflicto se vuelve mucho más aterrador, algo similar al climax de leer El Extraño de H. P. Lovecraft, cuando el narrador del relato extiende sus dedos y nos alcanza con su gélido tacto. Igualmente nos conmueve el conflicto de Alec / Swamp Thing, tener que renunciar de golpe a la única esperanza que lo mantenía adelante, creer que algún día podría recuperar su humanidad; en cambio, sólo es esa cosa… montón de barro y plantas, animado por la moderna alquimia que le insufló la conciencia del doctor Alec Holland.
 
 

            Curiosamente su principal enemigo, Anton Arcane (de quien sólo vemos su cadáver en un par de viñetas al principio del primer capítulo, pero que regresará a confrontar a Alec en el Libro Dos), elige renunciar a su humanidad para convertirse en un monstruo. Igual pasa con Jason Woodrue, Floronic Man (quien se encarga de la disección de Alec con la que el maestro Moore nos muestra la verdadera naturaleza del protagonista), un científico obsesionado con las plantas, y que tras un accidente que lo convierte en híbrido, intenta fundirse con la conciencia de lo verde, al punto de lograr poner en jaque a la Liga de la Justicia, por lo que Swamp Thing es el único capaz de enfrentar la ira de Wood-rue.

            Es innegable la pericia de Moore para dotar a estos personajes de algo más que clichés, pues el horror es uno de los géneros en que más fácilmente se puede incurrir en excesos que terminan destrozando el planteamiento.
 
 

            Además de los villanos, encontramos en el reparto de apoyo una muy trabajada caracterización. Destaca la figura de Abigail Cable (sobrina de Arcane), que al principio encarna el rol de damisela en peligro, hasta convertirse en el interés romántico de Swamp Thing. Y a pesar de las vicisitudes que vive junto a la criatura del pantano, Abby representa a la mujer independiente cuyo rol dentro de la serie se vuelve medular. Veremos mucho de este personaje en el Libro Dos, en especial pongan atención al último capítulo: Ritos de primavera, ya que aborda en un tono bastante poético la cuestión del sexo, como elemento mágico, que podemos encontrar en casi toda la obra de Moore.

            Luego de una lectura total de la etapa del Magus en Swamp Thing, la cual abarca unos 45 episodios (del #20 al 64), ocurre que visualizamos al personaje principal como un ser que evoluciona a su propio ritmo, pero a lo largo de su trayecto encarnará las distintas etapas en que se divide la existencia humana. A partir de su renacimiento, donde cobra conciencia de su verdadera naturaleza, a la que gradualmente se irá acostumbrando como si avanzara cronológicamente por la infancia, pues luego de percatarse de lo que realmente es (un monstruo con alma humana), Alec irá explorando el alcance de sus habilidades, lo cual dará a Moore diversas posibilidades que aprovechará conforme avance la serie.

El conflicto existencial que por lo general se detona en la adolescencia, servirá de combustible para dar un giro radical al personaje (su inicial incomprensión al consejo que recibe del Parlamento de los Árboles), para ir asentando su naturaleza tras el éxodo que sufrirá, hasta alcanzar la madurez que le permitirá reencontrarse con Abby, con lo cual cerrará la celebrada etapa de Moore.



            Es importante recordar que si bien el contexto de la serie es el horror, se trata del universo DC, y por tanto irán apareciendo algunos personajes del panteón superheroico: Batman, Lex Luthor, Adam Strange, Metron, Darkseid, y un miembro de los Green Lantern Corps; pero destacará la figura de un personaje que nacerá en estas mismas páginas, John Constantine. El mago que llegará para romper todos los esquemas, y de paso ayudará a nuestro protagonista a descubrir sus orígenes en el célebre arco American Gothic, del cual podremos enterarnos a partir del Libro Tres.
 
 

            En la actualidad podemos leer todo tipo de propuestas y géneros mezclados en historietas tanto nacionales como extranjeras, pero resultaba atípico encontrar en un cómic mensual, a principios de los 80, estos elementos cuidadosamente ensamblados. De igual modo nos sigue sorprendiendo la perfecta amalgama entre texto y dibujo, ya que las estrellas se alinearon para que los barrocos guiones del Magus fueran interpretados por los mejores dibujantes de la época: Stephen Bissette y John Totleben, así como las oportunas contribuciones de Rick Veitch; todos ellos supieron nutrir y reinterpretar lo antes logrado por el primer dibujante: Tom Yeates; por cierto, este grupo de artistas se graduó como la primera generación de la Joe Kubert School of Cartoon and Graphic Art.



            Algo que no está de más mencionar, es que Saga de Swamp Thing es la única serie larga en la que ha trabajado Alan Moore (o la más larga, si tomamos en cuenta trabajos posteriores como Tom Strong y Promethea, con 36 y 32 números respectivamente). Si revisamos el resto de su obra, en su mayoría se trata de miniseries, arcos argumentales o one-shots que se han ido recopilando como novelas gráficas. Por lo tanto, el desarrollo de personajes que aquí presenta explora todas las posibilidades que fue capaz de concebir sin llegar a quemar al personaje.

            Otro dato curioso es que a partir de los números que aparecen en este Libro Dos, encontramos que se deja de usar el Comics Code, y se da un cambio en el título, de “Saga of the Swamp Thing” a simplemente “Swamp Thing”, con el prefijo “Sophisticated Suspense”  (entre los episodios 30 y 31); esto con la intención de vender la historieta a lectores adultos.



Celebremos que a treinta años de su publicación llegue esta historieta a nuestro país, en una edición que permita a las nuevas generaciones apreciar la primera gran obra de Alan Moore, esa que le permitió revolucionar el cómic americano, y que para bien o para mal cambió la industria del entretenimiento hasta nuestros días, al grado de volver relevantes a los superhéroes.

 ⃰ (Publicado originalmente en el suplemento Autonomía no. 127, noviembre 15 de 20015.)

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