21 marzo, 2017

THE SANDMAN: Diez libros después*


Nuestra vida se compone de ciclos, o por lo menos nos creamos esa ilusión. Una existencia humana es medible, a pesar de ser sólo un instante, como una gota en el océano que es el universo. Medir las cosas nos da certidumbre, a pesar de siempre estar a un instante del final, y ni siquiera haber iniciado. Pero a veces, sí que obtenemos el término de algo. Luego de casi tres años de publicación, por fin se completan los 10 tomos de The Sandman. La aventura inició en septiembre de 2014, con Preludios & Nocturnos, pasando por: Casa de Muñecas, El país de los sueños, Estación de Niebla, Un juego de ti, Fábulas & Reflejos, Vidas Breves, El fin de los mundos, Las Benévolas, y el próximo a salir, para cuando lean esta nota, El Velorio.
Para hablar a detalle de la épica historia del rey del Sueño, Lord Morpheus, y su disfuncional familia, los Eternos (The Endless), el espacio es insuficiente; por lo que nos avocaremos a lo sustancial, es decir, la importancia de que se completara la versión mexicana de esta saga.
Alguna vez el propio Gaiman respondió la pregunta, ¿de qué trata The Sandman?, diciendo: “El rey de los sueños aprende que uno debe cambiar o morir; y luego toma su decisión”. Este sencillo argumento será el hilo conductor de los 75 números que componen la serie (más el especial La canción de Orfeo). La clave se encuentra desde el primer capítulo, cuando Morpheus es capturado por Roderick Burgess, líder de La Orden de los Misterios Antiguos, pues luego de pasar más de 70 años en cautiverio (de 1916 a 1988), prácticamente una vida mortal, Sueño de los Eternos emprende una búsqueda de tres artefactos en los que reside su poder (la bolsa con arena, el casco hecho a partir del cráneo de un demonio, y el rubí), y al término de esta aventura, se sienta a alimentar a las palomas (capítulo 8, El sonido de sus alas), lamentándose con su hermana Muerte (Death), a la que le dice: “Verás, hasta entonces estaba obsesionado. Hice una búsqueda de verdad, tenía un objetivo más allá de mi función… y de pronto, la búsqueda había concluido. Me sentí… drenado. Decepcionado. Engañado. ¿Tiene sentido todo eso? Estaba seguro de que en cuanto recuperara todo me sentiría bien. Pero, por dentro, me sentí peor que cuando empecé. Me siento como… nada.” Aquí se planta la semilla del cambio en Morpheus.

La escena que cambió todo.

En los siguientes arcos, Gaiman nos narra el presente de la familia de Sueño, muchas veces desde la óptica de los personajes secundarios y humanos que interactúan o tienen relación con los Eternos. Destaca la enemistad entre Morpheus y Deseo, la ausencia del hermano pródigo (Destrucción), las ocurrencias de Delirio, o la renuncia de Lucifer a regir en el infierno. También se intercalan historias del pasado, como la amistad que surge entre el rey de los Sueños y Robert “Hob” Gadling, a quien Muerte le otorga la inmortalidad; la intervención de Morpheus en la obra de William Shakespeare; las amantes de Sueño: Titania (reina de las hadas), la musa Calíope, o la mortal Nada; la tragedia de Orfeo, hijo de Oneiros… en realidad son tantas las historias y subtramas, para siquiera enumerarlas.  
            Indagando las pistas de la posibilidad del cambio en Morpheus, resultan esenciales las referencias a la obra de Shakespeare. Esto lo apreciamos en el capítulo 13, Hombre de buena fortuna, dos siglos después del primer encuentro con Hob Gadling (1399), en esa misma taberna están Shakespeare y Kit Marlowe, y se sugiere un pacto entre Sueño y el Bardo. Éste episodio presenta en 24 páginas la historia de una amistad a lo largo de 600 años. Luego, en el capítulo 19, Sueño de una noche de verano (historia unitaria que ganó el World Fantasy Award, de hecho el único cómic que ha ganado este premio), vemos a la compañía teatral de Shakespeare representando la citada comedia ante un contingente de Fairie. También nos enteramos del pacto: Morpheus dota al Bardo del talento para escribir grandes piezas teatrales, y a cambio le pide dos obras, una de ellas la que aquí representan. Por último, sobresale un diálogo entre Sueño y Titania, donde el Creador de formas explica el pacto: “A través suyo vivirán, por toda una era del hombre; y sus palabras harán eco a través del tiempo. Es lo que él quería. Pero él no entendió el precio. Los mortales nunca lo entienden. Sólo ven el premio, su máximo deseo, su sueño… Pero el precio por conseguir lo que quieres, es conseguir lo que una vez quisiste.” Las hadas seguirán existiendo en el imaginario colectivo, gracias a la obra, pero lo más importante, es el entendimiento que tiene Morpheus de la naturaleza humana. La capacidad de cambiar.
            Al final de la serie, en el capítulo 75, La Tempestad, Gaiman nos narra el último encuentro entre Sueño y Will Shakespeare, que ocurre porque el Bardo está escribiendo la segunda obra del trato. Aquí Morpheus le revela el por qué le pidió una comedia: “Quería una obra de finales gráciles, de un rey que ahoga sus libros, rompe su báculo y deja su reino. Sobre un mago que se hace hombre. Un hombre que rechaza la magia.” Se refiere a su imposibilidad para el cambio, y concede que los hombres poseen dicha cualidad. A lo largo de los 10 tomos de The Sandman, vemos la evolución del personaje, a través de aquellos con quienes se relaciona, nos damos cuenta de que lo ven distinto. Él basa su existencia en su función dentro del universo, pero esa perspectiva se alteró cuando le apresaron. Al darse cuenta que podía tener objetivos más allá del deber, cuando podía permitirse tener amigos, o perdonar a una antigua amante, o incluso mostrar compasión hacia su hijo, Morpheus sabe que debe quitarse la careta.  
            Sueño elige morir, desaparecer una faceta de sí, una perspectiva, un punto de vista, el cómo es visto por los otros, y de esa manera reinventarse. Con su muerte, Sueño demostró su disposición a pagar el precio del cambio, aquello que realmente desea. Antes era el tipo estirado que ante la menor ofensa se hacía de un nuevo enemigo. Con su muerte, Sueño se muestra como alguien dispuesto a soltar el pasado, dejando ir lo que no le sirve, aceptando los hallazgos hechos durante su búsqueda de un propósito.

            Con la publicación de The Sandman, una generación de lectores en México tiene a su alcance la que sin duda es la mejor historieta publicada en el siglo XX. Tal vez inspire a los próximos autores de novela gráfica que nuestro país espera.

(*Publicado originalmente en el suplemento Autonomía no. 162, Marzo 19 de 2017)


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